escándalo en la fundación ideas
¿Qué opina Amy?
La autora publicó en Ideas 14 artículos por 50.000 euros, en los que reflexiona sobre «creadores desposeídos», políticos «frikis» en la UE o por qué se maquillan las mujeres. Leer para creer
l.l.c.
En los quince meses que van de noviembre de 2011 al pasado 3 de enero, Amy Martin publicó en la web de la Fundación Ideas catorce artículos y sus traducciones al inglés, por los que facturó a esta institución del PSOE más de 50.000 ... euros. Una media de 3.571 euros por pieza, un caché de oro solo a la altura de los portentos del periodismo y el análisis.
Los textos siguen disponibles en Red donde, bajo el epígrafe «Global observer», el pseudónimo mejor pagado de los últimos años reflexiona lo mismo sobre lugar de la mujer en las sociedades musulmanas que acerca del cine en África. Del deterioro de la política, del debate nuclear después de Fukushima o de la regularización pendiente de Internet, respecto a la que, por cierto, la sobrecogedora pluma se pregunta cómo solucionar el enfrentamiento entre «creadores desposeídos» y consumidores que acceden gratis a «contenidos robados».
Amy opinaba a 0,16 euros por palabra. Estas son algunos de sus pensamientos, remunerados en parte gracias a las subvenciones públicas de las que se nutre la Fundación Ideas:
- «Los representantes que los partidos suelen enviar a Europa son los políticos más molestos, superfluos, viejos o simplemente frikis que pululan por sus sedes». («Al rescate de Europa». 15 de mayo de 2011)
- «Si a algo han apuntado los pasados 12 meses es a que, allá donde hay riesgos y algo malo puede pesar, siempre acaba pasando». («Los últimos 12 meses». 14 de enero de 2011)
- «Los bancos se han enriquecido en las últimas décadas, pero no es menos cierto que ha sido la ciudadanía, cegada por la avaricia de una ilusión monetaria (mis propiedades valen más), la que ha creado la demanda de los nocivos productos financieros».
Del mismo modo que los norteamericanos son co-responsables de la Era Bush, (...), los ahorradores y prestatarios somos los responsables de las condiciones bajo las que permitimos a terceros gestionar nuestro dinero. Conocer y evaluar los términos de los contratos que firmamos con los bancos es nuestro deber, y por tanto todos somos dueños del grado de riesgo que asumimos con nuestras decisiones sobre nuestro capital. (Ambos de «El G-20 y la profecía de Dürrenmat», 3 de noviembre de 2010»
- «Los medios de comunicación, con su inconmensurable oferta de noticias, parecen ejercer sobre la población el mismo efecto magnético que la luna sobre las mareas» («Fukushima y la democratización de la energía. Segunda Parte» 5 de mayo de 2011).
- «Es imposible vislumbrar cuál será la solución definitiva al enfrentamiento abierto entre creadores desposeídos y consumidores acostumbrados al acceso gratuito a contenidos robados». («La creatividad y el progreso: como legislar Internet». 10 de diciembre de 2012)
- «El 11 de abril entró en vigor en Francia la disposición que prohíbe a las mujeres (y solo a las mujeres) vestir en espacios públicos un modelo específico de indumentaria, el llamado “burka”»
«Seguramente, a ningún político occidental se le ocurriría prohibir a las mujeres el uso de cosméticos, pues tal prohibición atentaría contra las libertades individuales. Sin embargo, los cosméticos se convierten a menudo en una máscara, y el hecho de que tantas mujeres occidentales se adornen tanto, a costa de un dinero y un tiempo preciosos, responde sin lugar a dudas a su subyugación al criterio estético patriarcal, heredado del pasado». (Ambas de «Dos escenarios: las caras del machismo», 12 de abril de 2011)
- «El inglés no es el único instrumento, libre y naturalmente elegido, para conformar un mercado uniforme de consumo audiovisual en África. La otra herramienta está siendo el cristianismo, y es que el antídoto que los personajes atribulados suelen encontrar para su alma y sus cuerpos maltrechos es el amor de… ¡Cristo!». («Cine por y para África: nollywood, Ghallywood, Lollywood y más», 25 de febrero de 2011).
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