La reforma fiscal de Aznar plantea un alivio a la clase media

«Es necesaria una reforma fiscal amplia y profunda que sea útil para el crecimiento y la creación de empleo, que mejore las condiciones competitivas de la economía española y que sea justa y eficaz», dijo durante la presentación del texto, titulado «Una reforma fiscal para el crecimiento y el empleo», y recordó el efecto «enormemente positivo» de las medidas fiscales que él impulsó durante su etapa en La Moncloa.

Lo que propone FAES es reducir impuestos indirectos, los que gravan las rentas de hogares y empresas, para que el peso de la recaudación estatal recaiga sobre los impuestos indirectos, incluido el IVA. En concreto, el «think tank» del PP plantea que el IRPF pase de los actuales siete tramos a tres tipos únicos , del 25%, el 35% y el superior del 40%, reduciéndolo desde el 52% actual. El objetivo sería reducirlos finalmente a sólo dos tipos, del 25% y el 35%.

Además, el catedrático José Félix Sanz, uno de los coordinadores del estudio, propuso eliminar deducciones y recuperar el viejo sistema de mínimos personales que se aplicaban sobre la base liquidable y que tras la reforma de 2006 actúan sobre la cuota. Así, hoy son una mera deducción sobre la cuota que para el 99% de contribuyentes supone sólo una deducción del 24% sobre el antiguo mínimo.

«Algunas decisiones adoptadas para intentar mantener la recaudación han concentrado la carga fiscal sobre las clases medias asalariadas», dice el documento sobre la situación actual, en clara referencia a medidas como el recargo sobre el IRPF aprobado por el Gobierno en diciembre de 2011. La intención del Ministerio de Hacienda es eliminar esa subida en 2015 .

En la misma línea, la fundación presidida por Aznar propone eliminar el impuesto sobre el Patrimonio y mantener el de Sucesiones y Donaciones , aunque este último con un mínimo exento «generoso» y un tipo nominal nunca superior al 10%.

Menos deducciones

La nueva tributación que FAES ha ideado para las empresas también supone, en teoría, una reducción de la carga fiscal. El informe apuesta por ampliar las bases imponibles y eliminar deducciones y bonificaciones de las que gozan las compañías . Según FAES, reduciría el tipo nominal hasta el 20% o el 25%, frente al 30% actual. Ahora bien, suprimiendo esas deducciones, el tipo efectivo, es decir, lo que realmente pagan las compañías -cercano al 11% en el caso de las grandes empresas-, podría aumentar.

Donde el laboratorio de ideas de los populares no descarta un nuevo aumento es en el IVA . La propuesta de reforma aboga por mantener los tipos actuales y desmantelar el sistema de módulos y los regímenes especiales para evitar el fraude. Eso sí, el texto no descarta revisar el tipo de algunos productos , elevándolos del reducido (10%) o superreducido (4%) al general del 21% a cambio de reducir las cotizaciones a la Seguridad Social.

De igual modo, la fundación considera que todavía existe margen para incrementar los impuestos indirectos , como por ejemplo los que gravan los carburantes, el tabaco y el alcohol. En este sentido, FAES rechaza la discriminación positiva que se le da al vino y la cerveza , y que su gravamen sea el mismo que para el resto de bebidas alcohólicas.

Las recomendaciones para un nuevo sistema tributario encargadas por José María Aznar, en las que un equipo de ocho economistas ha trabajado durante el último año, llegan precisamente en el momento en que el Ejecutivo popular se prepara para abordar su propia reforma fiscal. El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, encargará en las próximas semanas a un comité de expertos que emitan sus propuestas al respecto, como ya se hizo de cara a la reforma de las pensiones.

La revisión de la fiscalidad española es una de las últimas exigencias de la Comisión Europea . «Hay que hacerla mejor hoy que mañana; no haberla hecho ya es un error de primera magnitud», lamentó ayer Sanz, explicando que una reducción de impuestos hubiese tenido un efecto positivo sobre el crecimiento económico.

El Gobierno justifica su decisión de subir los impuestos en base a la situación de las cuentas públicas que se encontró. Ayer, el diputado y presidente de la comisión de Hacienda en el Congreso, Gabriel Elorriaga, admitió la necesidad de afrontar la reforma porque el nivel de recaudación actual «no garantiza la suficiencia del gasto público». Al respecto, todos los autores coinciden en que la reforma debe ir acompañada de una reducción de ese gasto y que nunca más debería superar el 40% del PIB, frente al 46% que alcanzó en los últimos años del Gobierno de Zapatero.