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Arturo Pérez-Reverte: «Yo entré en la Academia por Alatriste»

El escritor reúne las siete novelas del célebre personaje en un volumen numerado y firmado

JESÚS GARCÍA CALERO

Que la literatura bebe de la realidad es algo más que un dicho, pero también funciona al contrario y lo demuestra Arturo Pérez-Reverte, que ayer presentó en Madrid un contundente volumen en el que ha reunido lo que llama «la primera vida del capitán Alatriste», las siete novelas publicadas sobre el personaje que nació hace veinte años. Le concede vida propia, tanta que saltó de las novelas al cine y la televisión, al cómic, los juegos de rol y los sellos postales. Es más, la presentación a la prensa tuvo lugar ayer en la Taberna del Capitán Alatriste , un restaurante que nada tiene que ver con el autor.

Y por si fuera poco, el nacimiento de este gran personaje del Siglo de Oro tiene exactas raíces biográficas , puesto que Pérez-Reverte quiso escribir una novela de aventuras «para que mi hija, entonces de 12 años, entendiera de dónde venimos y por qué somos como somos». El autor reconoce que hay toda una generación, si no son varias, que ha crecido leyendo fielmente las aventuras de Alatriste.

«Como escritor -confiesa- he llegado a cogerle miedo, porque es un personaje con vida propia que los lectores han hecho suyo con una profundidad y una intensidad más allá de mi alcance y temo que me pidan cosas que yo no puedo dar», decía ayer en un encuentro con periodistas en el que celebró la apuesta de Alfaguara, entonces dirigida por Juan Cruz, por publicar una novela de este género cuando no se había producido todavía el éxito de la novela histórica o de aventuras en España. «Les enseñé un papelito en un avión, de camino a América, con lo que tenía pensado y dijeron “Adelante”». Y hasta aquí.

Una vez reunida esta «primera vida» muchos lectores ya le piden una segunda reinvención del personaje. Pero para esto, anuncia, aun falta unos pocos años, al menos cuatro o cinco más. «Alatriste es amargo, sabe que España es un lugar turbio y oscuro donde abundan la vileza y la inquisición. Pero esa mirada hacia nuestra historia conectó con los lectores porque entendieron bien a este héroe cansado, que ha ido evolucionando al mismo tiempo que yo y que explica bien que somos lo que somos porque fuimos lo que fuimos», dijo el escritor.

La segunda vida de Alatriste...

Así que ese futuro Alatriste -después de haber narrado su muerte en Rocroi- lo dibuja Pérez-Reverte en un tono crepuscular : «Será escéptico, sabio, lúcido y muy gastado, con canas en el alma, fatiga de mirar a España, como la que yo tengo. Ha participado de mi propio despojo. A mí la vida me ha quitado las mayúsculas, yo escribo ya con minúsculas todo, de la política a las religiones. Alatriste iba cada vez más allá en ese tono amargo, que era el mío, así que debemos suponer que cuando regrese tendrá toda la amarga lucidez que la vida me haya dado, para entonces».

Las miradas del personaje y del escritor se han retroalimentado desde el inicio. «Se le han ido viendo las costuras, el óxido de la espada, las cicatrices del alma », añade. Un héroe moderno no es perfecto, porque «sobrevive y tiene que mentir para ello, como Úlises, tiene remordimientos. Creo que por eso Alatriste conectó tanto con la gente».

Si hay algo de lo que se se siente orgulloso es «del habla de Alatriste, que fue un experimento para hacer un lenguaje mixto, con aroma clásico y al tiempo moderno para que se leyese bien». De hecho, confesó ayer con cierto orgullo: «Yo entré en la Real Academia Española por haber escrito Alatriste» .

Y como la realidad es fiel a sus lecturas, de la ficción la charla con los periodistas pasó a la España que siempre y a la que nunca, a la que entonces y la que ahora, «una nación frustrada por un problema de educación general . Porque el desconocimiento de la historia impide identificar el futuro y lo que nos parece nuevo es lo que hemos olvidado» . Y de ahí a la política y los pactos y la nueva política, en una conversación coral y afilada con el murmullo de los platos y de la buena vianda. Todo por los libros que hacen soñar como este Alatriste que, bajo el ala del sombrero vuelve a mirar desafiante a sus lectores .

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