La mirada del amor verdadero, 23 años después
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Marina Abramovic y Ulay se han convertido en nuevo de ejemplo de cómo un verdadero amor nunca caduca .
Ella, serbia, y él, alemán, eran una pareja de artistas que se conocieron en 1976 en Ámsterdam. A partir de ese momento se unieron en ... todos los sentidos, profesional y sentimentalmente , hasta que consideraron que su relación debía llegar a su fin. Para materializar su ruptura representaron «Los amantes», que consistía en caminar por separado de la Gran Muralla China hasta encontrarse y despedirse para siempre.
23 años después Marina representaba «El artista está presente» en el museo de Nueva York Moma. Su papel consistía en sentarse en una silla y mirar directamente a los ojos de todo aquel que se pusiera ante ella, separados sólo por una mesa, durante sesenta segundos y sin hablar. Todo marcha de manera original y natural hasta que el que se sienta delante de ella es Ulay. Él, sonriente, no puede evitar hacerle gestos con la cara. Ella, emocionada desde que abre los ojos y le ve, es incapaz de contener las lágrimas y saltarse el guión para tocar con sus manos al que, 23 años después, sigue siendo el amor de su vida.
Hace un año conocíamos otro caso de amor eterno, el de Rebeca Méndez Jiménez, que inspiró la conocida canción de Maná «En el muelle de San Blas». Su historia comenzó en 1971, cuando días antes de casarse con su novio Manuel, éste se fuera a pescar y nunca regresara. Rebeca, el mismo día en el que estaba previsto su boda, acudió al muelle de San Blas , en Nayarit (México), y esperó a su prometido vestida incluso de blanco. Allí lo esperó durante años hasta que murió este miércoles a la edad de 63 años.
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