Un chófer se cuela por sorpresa en el juicio contra Isabel Pantoja y Julián Muñoz
En la semana en la que se estrena como abuela, ve cómo se complica el caso de blanqueo
ESPERANZA CODINA
El juicio que sienta en el banquillo de los acusados a J ulián Muñoz, Isabel Pantoja y Maite Zaldívar por presunto blanqueo de capitales puede tener un protagonista inesperado. El llanto público de la tonadillera tras saber discretamente a través del teléfono móvil que ... iba a ser abuela de su primer nieto ( que vino al mundo el pasado miércoles en Sevilla y que ayer ya salió en brazos de su madre de la clínica ) ha sido la anécdota y lo más comentado de la semana, pero no el asunto más inquietante de lo que ha ocurrido en la vista. El Ayuntamiento de Marbella, que ejerce la acusación particular en el proceso, ha pedido al tribunal que acepte la declaración como testigo de un hombre que hace unos meses denunció haber presenciado la entrega de presuntos sobornos al exalcalde de Marbella. Eso habría ocurrido hace ya nueve años.
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La denuncia se presentó en marzo pasado en un juzgado de Marbella. La firmaba un tal Luis A. P. y aseguraba que en el momento en el que se cometieron los supuestos hechos era chófer de un empresario. Este empleado hablaba de «diferentes entregas» de dinero en efectivo del que era su jefe a Julián Muñoz entre mayo y agosto de 2003 por un convenio «de permuta» del actual Palacio de Congresos. Las fechas que ofrece coinciden, respectivamente, con el mes en que se celebraron las elecciones municipales que auparon a Muñoz a la Alcaldía (aunque ya era regidor antes por la inhabilitación de Jesús Gil) y con el periodo en el que triunfó la moción de censura que se la arrebató. En ese momento ya tenía una relación sentimental con Pantoja.
«Mordida» a domicilio
El total de la «mordida» ascendería a dos millones de euros y él fue «testigo directo», según su versión, de cómo el empresario le daba al ahora exalcalde 1,2 millones de euros en cuatro pagos diferentes : uno en el Ayuntamiento de Marbella, otro en la antigua sede de Urbanismo y dos en el domicilio particular de Muñoz, en la urbanización La Pera. «Domicilio que en ese momento compartía con Isabel Pantoja», precisa el denunciante. Lo último que explica en el documento presentado en el juzgado es que las entregas las efectuó «personalmente» su jefe y que «por aquel entonces» él era su chófer.
Es necesario aclarar el recorrido judicial de este asunto, que de momento no es mucho. Según algunas fuentes consultadas, el juzgado archivó provisionalmente las diligencias, aunque están pendientes de que se resuelvan sendos recursos del propio denunciante y de la Fiscalía presentados en contra de esa resolución. Ahora, el Ayuntamiento de Marbella ha solicitado al tribunal que juzga a Muñoz, Pantoja y Zaldívar por presunto blanqueo de capitales que permita que el chófer comparezca como testigo. El presidente de la Sala, Federico Morales, antes de tomar una decisión, ha pedido al letrado de la acusación particular que aporte documentación.
El magistrado, además, ha reclamado la opinión de todas las partes del procedimiento. La Fiscalía Anticorrupción no se ha opuesto a la comparecencia en el juicio de ese testigo, aunque las defensas de los diez imputados, como era de esperar, se han manifestado en contra de escuchar su testimonio. Miguel Criado, abogado de Muñoz, fue el más vehemente a la hora de expresar su rechazo. « Sería más propio de un programa de televisión; de la España de charanga y pandereta, por no decir de Rinconete y Cortadillo », aseveró el letrado ante la Sala.
Juicios paralelos
José Ángel Galán, defensa de Pantoja, consideró que si se admite esta prueba podría haber una vulneración del procedimiento y aludió a los supuestos juicios paralelos en televisión. «Habría muchos dispuestos a venir aquí a hablar», argumentó. La última palabra la tiene ahora el juez.
En el entorno de Muñoz no preocupan demasiado las palabras del chófer. En primer lugar, porque la denuncia ante el juzgado se ha presentado nueve años después de los supuestos hechos delictivos; y en segundo, porque habría fechas que de un simple vistazo no cuadran. Se habla de presuntos sobornos presenciados en la casa de La Pera entre mayo y agosto de 2003, aunque la pareja Muñoz-Pantoja, al parecer, aún no ocupaba la vivienda en ese tiempo. Según el escrito de la Fiscalía Anticorrupción del caso Blanqueo, la vivienda se adquirió «formalmente» mediante escritura pública en abril de 2004.
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