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entrevista

Emily Blunt: «Esta profesión es, sobre todo, muy precaria»

La intérprete se mete en la piel de una madre coraje en «Looper», thriller futurista plagado de viajes en el tiempo

DAVID MARTOS

Emily Blunt cruza los brazos y se frota la piel en torno a los codos. La sala en la que recibe a los periodistas, en la primera planta del hotel Park Hyatt de Toronto, está congelada... y el vestido verde que ha elegido para la jornada de presentación de «Looper» (Rian Johnson, 2012) no le ayuda a mantener las calorías en el cuerpo. «Hace mucho frío aquí, ¿no?», dice aterida antes de su charla con ABC. Un cambio en el termostato arregla la situación y permite a la actriz londinense, a punto de cumplir los 30 años, hablar con tranquilidad del thriller futurista que protagoniza junto a Bruce Willis y Joseph Gordon-Levitt , y que hoy llega a los cines españoles. Blunt interpreta a una madre aguerrida, dispuesta a defender a su hijo incluso a tiros, en un futuro cercano en el que los viajes en el tiempo están a la orden del día.

—Después de ver la película, nos sorprende que no nos reciba con una escopeta entre las manos...

—Sé que intimida a la gente, por eso no la llevo todo el tiempo.

—Ya le han preguntado mil veces a qué época le gustaría viajar, ¿no?

—Sí, es la pregunta favorita de la prensa para los actores de esta película. Nunca me ha llamado la atención viajar hacia atrás en el tiempo o ir al futuro, porque me encanta lo desconocido. Tengo que agarrarme a eso si estoy en esta profesión, que es, sobre todo, muy precaria. Me gusta vivir el momento. Puede ser porque estoy viviendo una vida feliz.

Relajación vital

—¿No siente curiosidad por cómo será su futuro?

—¡No! ¿Para qué iba a querer saber qué aspecto tendré dentro de 30 años? No, me gusta vivir el momento. No pienso en ello. Me tomo la vida de una forma muy relajada. Antes solía preocuparme mucho por todo, y creo que si tuviera que volver y decirle algo a mi «yo del pasado» sería: «¿Qué más da?».

—¿Por qué ahora se preocupa menos? ¿Qué provocó el cambio?

—Conocer a mi marido me ayudó muchísimo. Tener esa seguridad, ese amor tan profundo en mi vida. No puedes confiar en este trabajo, y si no puedes confiar en él... ¿por qué te vas a preocupar? Simplemente hay que dejarse llevar, ese es el único consejo que le doy a la gente en este negocio.

«El filme es inteligente y sofisticado, como si fuese independiente»

—En «Looper» mantiene una relación muy especial con su hijo de cinco años...

—Es una relación compleja, porque mi personaje es una mujer ferozmente maternal, pero también está carcomida por la culpa que le genera no haber estado ahí en los primeros años de la vida del niño. Fue muy especial trabajar con Pierce Gagnon, que es un chaval extraordinario. Entre tomas corría por allí haciendo bromas y jugando, pero luego se metía en las escenas y entendía perfectamente que estaba interpretando un papel. No era solo un niño de cinco años poniendo caritas tristes o alegres.

—¿De verdad es posible que un niño sepa qué papel está interpretando?

—Él era consciente de algunas cosas; otros aspectos de la película eran demasiado sofisticados para que pudiera comprenderlos del todo. Sabía que estaba interpretando a un niño que tiene unos poderes especiales. Creo que su madre fue clave para que estuviese tan dentro de la película: le explicaba las razones del comportamiento de su personaje y podías ver cómo el niño lo asimilaba...

—Los críticos dicen que la cinta equilibra bien su parte comercial y su parte más independiente. ¿Qué le parece?

—Yo tenía la impresión de que estábamos rodando una película independiente, muy inteligente y sofisticada. No me parecía que estuviéramos en una película de alto presupuesto. Por la intimidad que teníamos en el set, por la colaboración entre todos. Creo que va a tener mucho éxito y que a la gente le va a encantar, pero por los motivos adecuados... no porque la hayamos hecho pensando en el «taquillazo» del primer fin de semana.

Con 30 páginas basta

—¿Cómo sabe si quiere interpretar un papel?

—Es una reacción muy inmediata. Siempre digo que leo 30 páginas de todo lo que me llega, y sé instantáneamente si estoy interesada o si no. Me tiene que enganchar algo sorprendente, un tipo de papel que sea lo suficientemente complejo como para que me pregunte: «¡Oh, Dios, cómo voy a hacer esto!». Eso es lo que me gusta preguntarme.

—¿Tiene alguna película favorita dentro de la ciencia-ficción?

—No soy una gran fan del género, no tengo esa parte «geek» que hace falta para analizarlas. No sé nada de gadgets, ni de naves espaciales, nada de eso... Pero me encanta que la ciencia-ficción se utilice como herramienta para crear mundos diferentes, porque emocionalmente resulta muy interesante para los actores.

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