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ECONOMÍA/ SUPLEMENTO EMPRESA

El eje Pekín-Berlín, peligro y oportunidad para Europa

La relación China-Alemania amenaza la postura europea común pero abre vías de negociación al este

El eje Pekín-Berlín, peligro y oportunidad para Europa EFE

JAVIER TAHIRI

La maquinaria germana no conoce el «stand by». Mientras la eurozona registraba crecimiento nulo en el primer trimestre del año y España e Italia se adentraban en la recesión con un 0,3% y un 0,8% respectivamente, Alemania crecía un 0,5% gracias a las exportaciones. No a la eurozona, eso sí. Esta semana se han conocido sus datos de ventas al exterior durante el mes de mayo, cuando se produjo un aumento de las exportaciones germanas del 3,9%. ¿La razón? Los países emergentes, y en concreto China , son los que están tirando del crecimiento germano en una época de estancamiento continental. Y las consecuencias de un eje chino-alemán se muestran inciertas.

Desde el comienzo de la crisis, las relaciones entre Pekín y Berlín se han estrechado, fundamentadas en su buen entendimiento económico. La base es el comercio: Alemania es el principal socio comercial de China en Europa. Cerca de la mitad de las exportaciones de la UE a China provienen del país germano mientras que casi un cuarto de las importaciones europeas del gigante asiático tienen como destino a Alemania. Y esta relación constituye «un peligro y a la vez, una oportunidad para el resto de Europa», como aseguran los investigadores germanos del European Council Of Foreign Relations, Hans Kundnani y Jonas Parello- Plesner en un estudio publicado por el organismo.

«Con la crisis de los países periféricos, Alemania está apostando a exportar a China y reducir su dependencia de Europa. Y España debería hacer lo mismo», afirma Mario Weitz consultor del Banco Mundial y profesor de ESIC.

De esta forma, en junio de 2011 el primer ministro chino, Wen Jiabao, desembarcó en Berlín con trece de sus ministros para una reunión con el gabinete de Merkel. Todo un tête-à-tête gubernamental que simboliza el momento dulce entre ambos países. Y en el que Alemania juega como principal actor europeo.

«La de China y Alemania es una simbiosis comercial», apunta Jonas Parello-Plesner. Como señala, ambos países han llevado políticas macroeconómicas parecidas en cuanto a la crisis. Las dos son superpotencias comerciales con economías basadas en las exportaciones que han priorizado el ahorro, lo que les hace tener cuantiosos superávits por cuenta corriente.

Según un informe de la entidad italiana Unicredit, en 2011, las exportaciones a China supusieron cerca del 0,5% del PIB germano, el mayor porcentaje entre los países europeos y por encima al de países como India. Y la relación comercial es de ida y vuelta.

Oportunidad y riesgo

«Hay un número creciente de firmas chinas que compran empresas alemanas», revela Alexander Schumann, economista jefe de la Asociación de Cámaras de Comercio germanas, que apunta a que la relación goza de buenas perspectivas. «Es probable que el país asiático estimule su demanda interna en los próximos meses, lo que será bien recibido por los exportadores alemanes», afirma Schumann. Y es que, como resume Parello- Plesner, «China necesita tecnología y Alemania, mercados».

Sin embargo, al otro lado de la frontera germana, el eje Pekín-Berlín se debate entre la cal y la arena para el resto del continente. Y es que, al ser punta de lanza europea de las relaciones con China, la postura de Alemania es relevante para el resto de la UE. Y puede resquebrajar la política comercial del resto de Europa en cuestiones como derechos humanos o ecología. «El acercamiento entre Pekín y Berlín tendrá consecuencias políticas de peso», señala Weitz. Sin embargo, también puede ser una oportunidad. «Este hecho debería aumentar la influencia de Europa frente a Pekín en la negociación de temas como el acceso a las materias primas», asevera Parello-Plesner.

Los datos comerciales, sin embargo, apuntan a que mientras los lazos entre China y Alemania se estrechan, la presencia comercial germana en el resto de Europa se reduce. «A pesar de que esto ocurra, China es un mercado insuficiente en comparación con Europa para Alemania», destaca Federico Steinberg, investigador del Real Instituto Elcano, que recuerda la desaceleración del gigante asiático.

«Las exportaciones germanas a Europa pasarán de ser del 60% que suponen ahora al 50% en 2020», confirma Schumann. El cambio se muestra lento, pero Europa no parece soportar el ritmo de la locomotora alemania. Y China está dispuesta a recoger el guante.

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