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deportes en celuloide (XI)

«Máximo riesgo»: Stallone, en camiseta por los Alpes

El rey del cine de acción cambió sus escenarios habituales para encarnar a un rescatador de montaña sobrehumano

«Máximo riesgo»: Stallone, en camiseta por los Alpes

miguel muñoz

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Después de pasarse una década ejerciendo su reinado en el cine de acción, Silvester Stallone quiso inaugurar los 90 ampliando su repertorio, en un intento de salirse de una dinámica de secuelas de “Rocky ” y “Rambo” y películas sobre el mundo criminal donde se encontraba (muy rentablemente, eso sí) estancado. En consecuencia, “Sly” se pasó a la comedia y protagonizó las dos peores películas (reconocidas por él mismo) de su trayectoria: “Oscar” y “¡Alto, o mi madre dispara!”. Los críticos detractores del actor las recibieron con los brazos abiertos.

Porque si una comedia fallida es el método ideal para destrozar la carrera un héroe de acción, dos consecutivas deberían condenar hasta sus cameos más inocuos. O eso parecía en 1993, cuando ambos fiascos ya habían visto la luz. Justo entonces, Stallone se sentó a escribir un nuevo guión y le salió “Máximo riesgo” . Una refrescante historia de alpinismo plagada de proezas sobre la roca, avalanchas, persecuciones en la nieve... Y, por supuesto, peligrosos criminales, muchos puñetazos y un montón de cargadores vacíos. El rey había vuelto por todo lo alto, nunca mejor dicho.

Stallone interpreta a un rescatador de montaña capaz de colgarse bajo salientes con las manos desnudas y trepar cual cabra montesa las paredes más verticales. Un rescatador atormentado por una operación que salió mal y de la que se siente culpable. Tras alejarse de las montañas durante un año, vuelve para encontrarse con la misión de su vida: unos criminales tratan de secuestrar un avión que transporta dinero, se estrellan en la montaña y fuerzan a “Sly” para que los guíe por las cumbres que tan bien conoce en busca del dinero que han perdido.

Liderados por un villano que no para de soltar frases de villano (“Quiere matarme, ¿verdad? Pues coja número y póngase a la cola”; o: “Mata a un puñado de personas y te llamarán asesino, mata a un millón y te llamarán conquistador”), los malos, que no deben conocer muy bien su filmografía, intentan deshacerse de Stallone .

Pero ni los matones de manual que los acompañan, ni los kilos de explosivos con los que tiran abajo media montaña sirven para someter al bueno de “Sly”, que, junto a su chica (porque hay chica, por supuesto) los burla una y otra vez. Sobrevive a avalanchas, somete con las manos desnudas a gorilas armados hasta los dientes, escala en manga corta entre la nieve...

Una acrobacia de un millón de dólares

El guión se desarrolla por unos derroteros tan previsibles como adictivos, gracias a la habilidad de Stallone para escribir un argumento a base de juntar tópicos y conseguir que los componentes funcionen como un reloj suizo. A sus escaladas libres imposibles hay que añadirles un par de escenas de acción memorables. Entre ellas, la toma aérea más cara de la historia , donde el “doble” Simon Crane tuvo que lanzarse en tirolina de un avión a otro a más de 4.000 metros de altura, en una época donde el croma aún no se estilaba demasiado. Crane cobró un millón de dólares solo por esta escena. El dinero de una más que digna jubilación.

Por si había alguna duda, Stallone no se molestó demasiado en documentarse sobre el mundo de la escalada, por lo que “Máximo riesgo” está repleta de detalles imposibles que los alpinistas de verdad se han molestado en desmontar. Pero al actor/guionista, la pureza deportiva le importa mucho menos que el espectáculo de adrenalina pura.

Esos cables que se dejan ver en pantalla, esas acrobacias imposibles para cualquier cuerpo humano y todos los inconvenientes que conlleva rodar en un escenario natural como Cortina D’Ampezzo, en plenos Alpes Dolomitas italianos , son detalles que le dan a la película un sabor artesanal irresistible. Un cine de acción “a pelo”, con muchos músculos y pistolas de toda la vida, en la actualidad cada vez más fagocitado por coches punteros, “gadgets” imposibles y héroes atormentados muy lejanos al macho sin complejos de Stallone. El canto al sacrificio y la dureza del deporte, quizá en otra sala.

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