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Irán acusa a Israel y Estados Unidos de la muerte de un científico nuclear

Dos terroristas acaban con la vida de Mostafa Roshan, técnico de una planta de enriquecimiento de uranio y cuarto científico asesinado desde 2010

La carrera nuclear iraní tiene un nuevo «mártir». Mostafa Ahmadi Roshan, de 32 años, murió junto con otras dos personas tras la explosión de una bomba cuando salía de su hogar en el norte de Teherán. Dos terroristas se acercaron al vehículo del joven científico a bordo de una motocicleta, adosaron un artefacto explosivo y huyeron a la carrera. Como consecuencia de la explosión, Roshan y un peatón perdieron la vida y el conductor del vehículo sufrió graves heridas. Pocas horas después se confirmaría su muerte en un hospital de la capital iraní.

El ataque se produjo en la calle Gol Nabi, en el barrio teheraní de Seyed Khandam, y la Policía inmediatamente cercó la zona, retiró los cadáveres y en pocos minutos la única huella de lo ocurrido eran los cristales rotos en una vivienda próxima. La normalidad volvió a este barrio residencial, y con ella el silencio de unos vecinos que, al tratarse de un tema tan sensible como el programa nuclear, rehusaron hacer comentarios.

La Policía abrió de inmediato una investigación, pero para los dirigentes del régimen la cosa está muy clara. Ya saben quién está detrás de la muerte de este profesor de la Universidad Técnica de Teherán, cargo que compaginaba con su trabajo en las instalaciones de enriquecimiento de uranio de Natanz, en Isfahán.

«Actualmente, quienes alegan luchar contra el terrorismo atacan a nuestros científicos. Pero tienen que saber que los científicos iraníes están más decididos que nunca a avanzar por el camino del progreso», declaró el vicepresidente primero de la república islámica, Mohamad Reza Rahimi, que apuntó directamente a «los servicios de inteligencia de Estados Unidos e Israel» de estar detrás de lo ocurrido. El vicegobernador de la capital, Safarali Baratloo, subrayó en declaraciones a la agencia Fars la forma de operar de los terroristas, ya que «la bomba magnética colocada en los bajos del automóvil del profesor por unos motociclistas es similar a la utilizada hace dos años contra otro científico nuclear. Ha sido obra de los sionistas».

Atentados en serie

Con este atentado son ya cuatro los científicos iraníes asesinados desde 2010. En noviembre de 2010 Majid Shariari, profesor en la Universidad Shahid Beheshti y miembro de la Sociedad Nuclear de Irán, perdió la vida en una acción similar. La misma mañana su colega Fereydoon Abbasi, físico especialista en láser y figura cercana a la Guardia Revolucionaria, salió con vida pese a que los motoristas también lograron colocar la bomba lapa en su vehículo. Abbasi fue nombrado nuevo director del Organismo Iraní de la Energía Atómica cuando se recuperó de las heridas sufridas. En enero del mismo año el doctor Masoud Alí Mohamadi perdió la vida tras la explosión de un artefacto cuando salía de su casa. La última víctima fue el científico Dariush Rezainejad, asesinado el 23 de julio del año pasado y que trabajaba en proyectos del Ministerio de Defensa.

Este atentado se produce en una situación de máxima tensión y podría complicar aún más la solución a la crisis nuclear que enfrenta a Irán con Occidente. La muerte de Roshan llega tras 48 horas de repetidos llamamientos a la vuelta al diálogo por parte de los diplomáticos de Teherán. Los iraníes mantienen su estrategia de dar una de cal y otra de arena, y mientras llaman a la negociación siguen con su programa y ponen en marcha nuevas plantas de enriquecimiento de uranio como la de Fordó, en las montañas de Qom al sur de la capital. OIEA en el punto de mira iraní.

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