Es hora de... una reforma laboral valiente

susana alcelay/javier tahiri

19/12/2011
Actualizado a las 11:24h.

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¿Por qué reformar el mercado de trabajo? ¿Por sí sola una reforma laboral creará empleo? ¿De qué plazos estamos hablando? ¿Qué hacer? ¿Por dónde empezar? Cuatro pesos pesados dan sus recetas en el III Encuentro KPMG-ABC «Anticipando el cambio». Responsables de Empleo y Economía de todos los gobiernos de la democracia se dieron cita en ABC para hablar del mercado de trabajo cuando la cuenta atrás ha comenzado para que el nuevo presidente del Gobierno, Mariano Rajoy , ponga en marcha una reforma laboral... con o sin acuerdo de los agentes sociales, enfrascados en una negociación contra reloj que finaliza en Reyes.

Miguel Cuenca, Marcos Peña, José Folgado y Juan Chozas coinciden en la urgencia de emprender cambios en el mundo de trabajo en España, que no ven como panacea para resolver el desempleo pero sí como una ayuda para crear empleo. Clarificar el despido objetivo, reformar la negociación colectiva y la contratación para hacerla más ágil, acabar con las subvenciones a la contratación y con la dualidad entre contratos temporales e indefinidos, emprender la siempre pendiente reforma de la formación, ordenar los diecisiete servicios públicos de empleo son solo algunas ideas puestas sobre la mesa. Y todas con un objetivo: recuperar la confianza y con ella las inversiones. Y hacerlo mejor con acuerdo que sin él.

Juan Chozas , ex secretario general de Empleo en el Gobierno de Aznar y actual director de Recursos Humanos de Bankia, no duda cuando dice que «el principal problema del mercado de trabajo es el regulatorio», tampoco cuando afirma que «sí existe la excepción española» en materia laboral. Ni cuando reclama una reforma laboral que contribuya a traducir el crecimiento económico en empleo.

Chozas aseguró que no hay ningun país de la OCDE que genere tanta dualidad entre trabajo temporal y fijo y en el que exista «tanta diferencia de costes y gestión». «Tampoco existe —dice— ningún país con eficacia general en la negociación colectiva, una herencia franquista, incomprensible en una sociedad democrática y ahí se puede colgar el descuelgue salarial, la ultraactividad...». Añadió que «el problema de fondo es que los convenios son obligatorios para quien no los negocia, para quien no tiene interés en participar en ellos ni oportunidad de participar». Chozas reclamó también convenios en las pymes. «La que quiera acomodarse al convenio sectorial que lo haga, pero también el empresario que quiera negociar con sus trabajadores lo haga».

Para el director de Recursos Humanos de Bankia ningún país «tiene sin resolver el despido económico» y fuera de las manos de la empresa los costes y el tiempo de estos despidos. Destacó que uno de los grandes fracasos de la regulación laboral española es «la no utilización del despido económico» . «La última reforma ha intentado resolverlo, pero no se trata tanto de reformar la ley como de que funcione, de que se cumpla lo que pone la norma. «Recordó que la aplicación del despido económico sigue siendo una utopía y criticó por disparatado que España sea el único caso de un país en el que el marco regulatorio hace más difícil bajar salarios que despedir, afirmación que compartió Miguel Cuenca.

Para Chozas el escenario ideal es el de una reforma laboral consensuada, aunque también citó el reciente caso de un gobierno dando plazos y plazos y finalmente obligado a legislar.

«Hace cuatro años España tenía la misma tasa de paro que Alemania; ahora se multiplica por tres», aseguró José Folgado . El alcalde de Tres Cantos (Madrid) quiso empezar por este punto para acto seguido asegurar que la reforma laboral forma parte de un todo que, junto a la reforma fiscal y del sistema financiero, es una de las patas de las que depende la confianza, «que nos va a permitir salvar la situación y recuperar inversiones. «Hay que hacer algo y pronto», señaló, aunque pidió prudencia para evitar inseguridad jurídica.

En palabras de Folgado hay dos cosas por hacer: acabar con la dualidad en el mercado laboral entre contratos temporales y fijos y reformar la negociación colectiva. Tras calificar la contratación temporal de «ineficiente» abogó por un contrato que «acabe con el miedo a contratar de los empresarios». Pidió también el fin de la ultraactividad y, sobre todo, reclamó consenso para emprender las reformas.

«El país no es consciente de la gravedad de la situación económica. Y ésta debe mover a la actuación y la prisa», dijo Marcos Peña . Para el que fuera secretario general de Empleo «reformar es la esencia de la acción de Gobierno». Pero pidió dos cosas: moderación en las expectativas para «evitar que la reforma se amortice antes de ser publicada en el BOE» y sensatez, «hacer lo razonable con o sin crisis». Entre sus recetas citó una reforma de la formación , ordenar los 17 servicios públicos de empleo, y flexibilizar la vida de la empresa, además de «entrar a saco» en las subvenciones a la contratación. Peña destacó la «jungla» de contratos que existen en la legislación laboral. Y animó a «tomar el toro por los cuernos, mejor hacerlo con más gente que con menos, pero hacerlo lo antes posible»

Para Miguel Cuenca , exdirector general de Empleo, se está haciendo demasiado hincapié en abaratar el despido, cuando la media de indemnización en España está en 12 días por año. «¿El empresario está exigiendo esto? ¿Se está pidiendo para los nuevos contratos o para todos?», se preguntó. «Si es así —dijo— que alguien lo diga». Al igual que Chozas, aseguró que en nuestro país es más fácil despedir que «trasladar de silla a un trabajador». Tras insitir en que la reforma laboral no crea empleo, dijo que ayudaría a que el mercado funcionara mejor, Cuenca instó al nuevo Gobierno a que lleve adelante una reforma lo más consensuada posible «para que sea eficaz».

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