La UTE del Hospital abandona la obra por los impagos

Estas mismas fuentes hablan de más de 20 millones de euros que el Sescam debería haber abonado y no ha ejecutado, en un proyecto que, conviene recordarlo, se adjudicó por un montante de 124 millones de euros, a los que habrá que sumar en el futuro el coste del equipamiento. Es más: La UTE y el Sescam han firmado un documento por el que se autoriza a la empresa a abandonar temporalmente la obra. Las dos constructoras han mandado a sus trabajadores a otros tajos donde tienen más facilidad de cobro.

El consejero de Salud y Bienestar Social de la Junta, José Ignacio Echániz, declinó el jueves por la tarde valorar la situación. Echániz compareció ante los medios en Guadalajara en su primera rueda de prensa desde que ingresó en el Ejecutivo autonómico. Dijo que no conocía los detalles de la situación, y que prefería no valorarlos a la espera de tener un conocimiento más real. También hay dudas sobre la situación de unas obras iniciadas hace apenas unas semanas en Azuqueca: la remodelación del antiguo Centro de Salud de la localidad, que estaba cerrado desde que se inauguró el CEDT hace tres años.

La obra de ampliación del Hospital comenzó en los primeros meses del año 2010, con un plazo de ejecución de algo menos de 4 años. En los primeros momentos la obra avanzó a muy buen ritmo, e incluso estaba previsto que en mayo de 2012 acabara la primera fase; esto es, la construcción de los nuevos edificios, para proceder al traslado del actual centro sanitario, y comenzar la remodelación de los viejos.

La obra de ampliación del Hospital pretende triplicar la superficie del actual centro sanitario arriacense, y con 150 millones de euros, es la mayor inversión que la Junta jamás ha planteado para la ciudad de Guadalajara. Cuando se empezó a trabajar en ella, se planteó la necesidad de tener el Hospital para finales de 2010. Sin embargo, los planes funcionales fueron dilatando los plazos, hasta un punto que ahora es difícil calcular cuándo podrá inaugurarse el Hospital, que en principio está diseñado para atender a una población provincial de más de 300.000 habitantes.

A la espera de que la Junta informe sobre qué va a pasar con este asunto, lo cierto es que el futuro inmediato no parece muy esperanzador. Al menos, a tenor de las propias declaraciones del consejero Echániz, quien el jueves dibujó un panorama muy claro: La situación económica de la Consejería obliga a una «cura de adelgazamiento para quitar la grasa de los excesos de la Navidad», dijo.

Echániz dijo que los recursos se centrarán ahora en mantener las actuales prestaciones sanitarias y de servicios sociales, pero descartó nuevas inversiones y obras a medio plazo. De hecho, dijo que es necesario dedicar una parte del presupuesto a pagar deudas y sanear. El consejero destacó que el crecimiento anual de los recursos destinados a sanidad en Castilla-La Mancha sobrepasa el crecimiento de la economía, y que será necesario revisar ese desajuste para que la sanidad no suponga cada vez un porcentaje mayor del PIB.

En este punto, acusó veladamente a sus antecesores de ser unos despilfarradores, y puso como ejemplo la propia sede de la Consejería, «seis veces más grande que la de Madrid», y en la que el despacho del consejero «es más grande que toda mi casa, incluidas las habitaciones de los niños».

La paralización de las obras del Hospital no es el primer sobresalto, aunque sí el más llamativo, que depara esta misma Consejería en Guadalajara. En las últimas semanas hemos visto denuncias de trabajadores de empresas convenidas por el Sescam que tienen problemas en el cobro de sus nóminas porque, a su vez, sus empresas no reciben las cuantías previstas desde la Administración. Sucedió con los conductores de la empresa de las ambulancias; sucedió con las limpiadoras del propio Hospital; y recientemente conocíamos que varias empresas que regentan residencias de ancianos, públicas pero de gestión privada, llevan hasta 6 meses sin recibir los pagos habituales.