La ola de aire caliente africano remite, pero seguirá notándose en el interior

Las máximas de más de cuarenta grados registradas el sábado y el domingo en diferentes zonas de Galicia se relajarán, aunque en mayor grado en la costa que en el interior, donde la sensación térmica seguirá siendo elevada. Las máximas no alcanzarán en ningún caso los cuarenta grados: en La Coruña no se esperan más de 24 grados; en Ferrol, el tope está en los 24; Lugo tiene como máxima 32 grados; Pontevedra, 26; Santiago, 27; y Vigo, 25. Ourense volverá a ser la ciudad con la previsión más alta, 34 grados, pero mucho menor que en días anteriores.

Ourense siempre ha sido una ciudad de veranos harto calurosos y el de este año ya ha comenzado. El termómetro más céntrico, situado al lado de la Subdelegación de Gobierno de la capital, marcó durante este fin de semana de forma inalterable los 46 grados centígrados. Ante esto, los ourensanos ya han comenzado a mover su agenda diaria y a borrarse de la calle a partir de las tres de la tarde, dejando las citas con los amigos para más allá de las ocho.

En estos dos días de toma de contacto con el calor, los ourensanos han buscado la orilla del Miño para rebajar la temperatura. El río áureo siempre ha sido recurso infalible para rebajar la temperatura en el más tórrido verano pero ahora, unido a él están las Termas, además estrellas de la salud.

Cinco estrellas de salud tiene Ourense. Las Burgas, la Chavasqueira, el Tinteiro, el Muiño da Veiga y Outariz. Son las cinco estrellas del termalismo ourensano que se convierten en verano en enclaves de obligado paso.

De día, las termas alivian la sensación de calor consiguiendo que, al salir del agua termal el cuerpo reaccione con sensación de fresquillo. Si en invierno las aguas termales son un argumento fantástico para relajarse y entrar en calor, en verano siguen siendo relajantes, pero pasan a ser refrescantes, con los ya sabidos efectos terapéuticos inalterables.

Pero no sólo de día. También de noche las termas ourensanas son enclave de multitudes. Jóvenes y no tan jóvenes se dan cita en torno a las charcas de agua caliente para disfrutar con las excelentes temperaturas nocturnas combinadas con el calor termal. A estos recursos que los ourensanos ponen en práctica cada año hemos de sumar el uso de las piscinas públicas de Oira (con gran afluencia), o las de Monterrey y Parque Tecnológico, donde además los ciudadanos aprovechan para lucir tipo.

El cambio de vestuario también es fundamental en estos días, pasándose a las bermudas y a la ropa cómoda y sobre todo ligera. Tejidos naturales que liberan de la sensación de calor cuando «arde la calle», como diría Radio Futura, que bien podría haberse inspirado en Ourense para su famoso tema. Sin duda alguna, en verano, la ciudad áurea se convierte en una auténtica «escuela de calor».

Bajar persianas y dormir la siesta, tomar un café helado o un batido en una terraza... Pero sobre todo salir de noche . Los ourensanos se convierten en verano en seres nocturnos dispuestos a montar tertulias en torno a una mesa hasta las tantas de la madrugada. Si en invierno la noche ourensana es de las más movidas, en verano la noche es la reina de la ciudad. La fantástica temperatura nocturna impide que a los ourensanos les entre gana de ir a dormir.

De hecho, según en qué zona, dormir es casi imposible. Los ourensanos se tiran a la calle a partir de las nueve de la noche. Unos después de haber cenado, y otros dispuestos a ir de pinchos por la zona de los vinos y pasar largo rato charlando con los amigos. Finalmente se van a descansar, excepto en el fin de semana, cuando uno en Ourense podría empatar la cena con el desayuno sin poner pie en casa. Y es que en verano la noche áurea es más que un placer una obligación.

Con las cinco estrellas termales, el río Miño como rey del verano, las piscinas, los helados, el agua siempre presente por doquier, la sombra fácil de conseguir, la siesta y la maravillosa noche ourensana; el verano, lejos de ser una pesadez, se ha convertido en un auténtico placer.