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Todo Rubalcaba

Tanto poder acumulado hace imposible verle como una opción renovada del PSOE y refuerza su encarnación como el rostro del zapaterismo final

EL paso de los días está confirmando que la situación actual del PSOE es la que habría resultado de un congreso extraordinario. No ha habido primarias, porque ha habido designación por el aparato del partido. Y no ha habido congreso extraordinario, porque al candidato Pérez ... Rubalcaba no le hacía falta. Sus nombramientos para el equipo electoral —Caldera, Valenciano y Narbona, cada cual con sus connotaciones del PSOE perdedor del 22-M— son sintomáticos del control que Rubalcaba ha tomado en el partido, desplazando o ignorando la existencia de los cargos oficiales que empiezan a ostentar nominalmente Blanco e Iglesias. Este desarrollo de los acontecimientos era previsible, porque la bicefalia no era una opción para Rubalcaba. La continuidad de Zapatero como secretario general del PSOE evitaba un adelanto electoral, al menos un adelanto fuera de la administración de los tiempos que conviene a los socialistas. Zapatero sólo vale políticamente para su partido lo que vale su potestad constitucional de proponer la disolución del Parlamento.

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