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Solo los violentos, no indignados

Quienes se presentan como regeneracionistas de una política estancada practican una auténtica «kale borroka» contra las instituciones que representan a los españoles

EL movimiento que surgió el 15 de mayo ha degenerado de tal manera que llamar «indignados» a los violentos que amenazaron y agredieron ayer a los parlamentarios catalanes es un eufemismo que no merecen. Lo que sucedió ayer a las puertas del Parlamento de Cataluña ... es un delito, por supuesto, pero, al margen de su calificación jurídica, es la revelación auténtica de que si en España hay que preocuparse por algún extremismo, este será el de la izquierda. Quienes se presentan como regeneracionistas de una política estancada llevan varios días comportándose como bandas violentas, practicando una auténtica «kale borroka» contra las instituciones que, con todas las imperfecciones que se quieran, pero también con toda la legitimidad que otorga el sufragio universal, representan a los españoles. Por ahora, los violentos «indignados» no han demostrado que representen a nadie más que a sí mismos, rompiendo cualquier vínculo con las respetables motivaciones que en un primer momento impulsaron las protestas espontáneas del 15-M. Nada hay de respetable en coaccionar a los representantes democráticos de Cataluña, o a los alcaldes y concejales de los ayuntamientos acosados en la jornada de constitución de los nuevos gobiernos municipales.

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