El mundo de la cultura cierra filas con Humala en Perú

No hay precedente en la democracia peruana de un respaldo masivo de esta naturaleza a una candidatura. La ola a favor de Humala la encabezó Mario Vargas Llosa a los pocos días de conocerse que la segunda vuelta —este domingo— sería entre aquel y la hija del «dictador», como se refiere el escritor a Alberto Fujimori, condenado por corrupción y crímenes de lesa humanidad. A medida que transcurrían las semanas y los sondeos sonreían a Keiko, la cascada de adhesiones iba en aumento. El ex secretario general de la ONU, Javier Pérez de Cuéllar, el ex presidente Alejandro Toledo, los escritores Alfredo Bryce Echenique, Santiago Roncagliolo y Fernando Iwasaki siguieron la estela del último Premio Nobel de Literatura. La fiebre pro Humala comenzó a extenderse a decenas de intelectuales, a medio centenar de politólogos, a ciento y pico de cineastas, a periodistas (las empresas son capítulo aparte) y hasta al mago de la cocina, Gastón Acurio.

Por gremios, afinidades o a título individual, los sectores pro Humala firman manifiestos con el objetivo de convencer a un electorado que se tomó al pie de la letra aquella frase premonitoria de Vargas Llosa, en la que dijo que el peruano se vería en la obligación de tener que «elegir entre el sida y el cáncer» en las urnas. En este escenario, el escritor prohibió ayer que el diario «El Comercio» publique su columna semanal, «Piedra de toque», «por haberse convertido en una máquina de propaganda de Keiko».

«Hay razones morales para no votar por Fujimori», insiste el escritor Alonso Cueto. «Me hubiera gustado —manifiesta en “La República”— que quien se opusiera a Keiko fuera alguien con probadas credenciales democráticas, sin un pasado que incluyera, por lo menos, un golpe de Estado» (en alusión a un extraño levantamiento militar en octubre de 2000). La reflexión de Cueto, autor que combina el género negro con la «novela de sentimientos», se repite en ese frente común de las letras y las artes que trata de cerrar filas con Humala.

La Comunidad Cinematográfica Peruana alerta sobre «el peligro del retorno del gobierno fujimorista, una de las expresiones más abyectas y vergonzosas de nuestra reciente historia republicana, donde se consagró a nivel de Estado el crimen y la corrupción en toda la sociedad». Los cineastas observan que, «al margen de las legítimas aprensiones» sobre los «postulados iniciales» del candidato de Gana Perú, la sociedad debe apoyarle. En el manifiesto aclaran que su respaldo, «no es un cheque en blanco».

A los nuevos activistas políticos les une el espanto a Fujimori y no el amor a Ollanta Humala. La idea se repite en sus manifestaciones. «Expresamos nuestro enérgico rechazo ante la amenaza que, contra la democracia y la libertad de los peruanos, supone la posible resurrección de la dictadura fujimorista (…) Nuestro deber en este momento es escuchar ese juramento —en referencia al compromiso democrático de Humala— y nuestra obligación, inmediatamente posterior, será vigilar su cumplimiento».