«No podemos vivir de la “titulitis”»
Sindicatos y patronal reconocen que existe un problema e incluso logran no divergir en algunas soluciones

El mercado de trabajo se ha convertido en un búnker inexpugnable para toda una generación de jóvenes que no encuentra un resquicio por el que asomar la cabeza. Los agentes sociales coinciden en que existe un problema, e incluso no divergen demasiado en algunas soluciones: poner en valor la formación profesional, conocer a fondo el sector laboral en el que se pretende trabajar y adaptarse a sus necesidades, mirar al extranjero, recurrir al autoempleo, reducir las cotizaciones de las empresas que apuesten por dar las primeras oportunidades...
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«Si hacemos un análisis del desempleo en nuestro país se observa, a primera vista, que los jóvenes se llevan la peor parte, dado que del total de desempleados que refleja la EPA, los jóvenes representan el 51,3%, lo que se traduce en términos absolutos en 2.279.100 jóvenes menores de 35 años sin un puesto de trabajo», reconoce Silvia Sazatornil, responsable del Departamento de Juventud de UGT.
Sin garantías
La formación universitaria hace tiempo que dejó de ser garantía de empleo. «Siendo optimistas hay que señalar que a mayor nivel de formación existe una mayor posibilidad de inserción laboral. No obstante, el acceso al primer empleo se ha convertido ya en sinónimo de precariedad para quienes tienen titulación universitaria, pues si encuentran un empleo y éste se formaliza, suele ser siempre con un contrato temporal y con bajos salarios», explica Cristina Bermejo Toro, secretaria confederal de Juventud de CC.OO.
Eso si no se se ven «abocados a pasar necesariamente por un período de prácticas o becas que a veces incluso carecen de ayuda económica y, por supuesto, de protección social puesto que no se cotiza», añade.
«El autoempleo y la cooperación pueden ser salidas muy importantes para estas nuevas generaciones de licenciados», defiende David Alva, presidente de la Confederación Española de Jóvenes Empresarios (Ceaje), quien también cree que «no podemos vivir eternamente en la “titulitis”». En tiempos de crisis, tomar la vía de la formación profesional puede «ser más práctico».
«La FP está ofreciendo hoy día mayores tasas de inserción laboral que la formación universitaria, a pesar del tradicional desprestigio que ha sufrido. Pero esta tendencia está cambiando y muchos jóvenes la han considerado como alternativa eficaz. Prueba de ello es que el curso pasado hubo un déficit de 40.000 plazas», coincide la secretaria confederal de Juventud de CC.OO.
De puertas afuera
Por si el palo no acaba de salir de la rueda, conviene no perder de vista las oportunidades en el extranjero, pero nunca entendidas como una aventura. David Alva advierte que «internacionalizarse sin un proyecto claro es garantía de fracaso», y ofrece tres consejos a los emprendedores: «Tener un buen producto, elegir un buen mercado y hablar idiomas». «Lo recomendable es llevar resuelto el tema del empleo antes de emprender el viaje» e investigar si el país de destino reconoce las titulaciones del de origen, añade Silvia Sazatornil.
En todo caso, Cristina Bermejo considera que «si reconocemos la marcha al extranjero como una salida práctica es que las políticas de empleo en nuestro país están fallando». La responsable de Juventud de UGT, Silvia Sazatornil, tiene esperanzas en la puesta en marcha del «plan de choque» recogido en el Acuerdo Social Económico. «Se tiene previsto crear unos 100.000 empleos a través de los contratos a tiempo parcial, reduciendo durante un año las cuotas sociales a las empresas que contraten (en un 100% a las de menos de 250 trabajadores y en un 75% para las de más de 250 trabajadores)», afirma. Atendiendo a la escasa contundencia que ha mostrado hasta ahora el arsenal legislativo, todo incentivo será poco para agrietar el hermético bunker.
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