Profanadores detenidos casa por casa
La Policía arresta a cuatro jóvenes por el ataque a la capilla de la Complutense. Quedaron libres, pero acusados de atentar contra la libertad de conciencia
M. ISABEL SERRANO / M. J. ÁLVAREZ
La profanación de la capilla de Somosaguas de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) no va a quedar impune. Tras las denuncias interpuestas en comisaría por representantes eclesiásticos del templo y por tres feligreses por los graves incidentes que se vivieron en el templo el ... pasado 10 de marzo, la Policía Nacional tomó ayer cartas en el polémico asunto.
Así, a primera hora de la mañana agentes de la sección III de la Brigada Provincial de Información fueron casa por casa y detuvieron a cuatro jóvenes, de entre 23 y 30 años, todos ellos españoles. En la operación participaron agentes de uniforme y también de paisano. Tras pasar varias horas en comisaría y declarar sobre los hechos que están siendo investigados, fueron puestos en libertad con la obligación de comparecer ante el juez en los próximos días. Se trata de dos chicos y dos chicas que responden a las iniciales de H. M. S., P. L. L., A. G. H. y R. M. F., uno de ellos con antecedentes policiales.
Si ayer por la mañana fuentes de la Jefatura Superior de Policía aseguraban que podría haber más detenciones, por la tarde manifestaron que «la operación está cerrada» y será, a tenor de lo que los presuntos implicados declaren ante el juez, si se decide proseguir o no con la investigación. A todos ellos se les imputa un delito contra la libertad de conciencia y los sentimientos religiosos tras irrumpir el día de los hechos junto a un grupo de 70 personas en la capilla y desnudarse de cintura para arriba, tras proferir gritos contra la Iglesia Católica. Ese delito, que atenta contra los derechos establecidos en la Constitución española, podría conllevar una condena de hasta seis años de cárcel.
Todos los arrestados están vinculados a las asociaciones universitarias Rosa que te quiero Rosa (RQTR), que agrupa a lesbianas, gays, transexuales y bisexuales de la Universidad Complutense y a Contrapoder, un colectivo de ideología izquierdista radical, por ello el asunto lo está llevando el grupo de la policía encargado de grupos de extrema izquierda.
Denuncias y quejas
Sus identificaciones las realizaron agentes de la Policía Municipal gracias a las cámaras de videovigilancia del campus y a las fotografías y grabaciones en vídeo de la protesta que realizaron los jóvenes y que colgaron en internet. La condena al sacrilegio en la capilla universitaria de Somosaguas ha sido unánime.
El Rectorado abrió al día siguiente una investigación para «delimitar responsabilidades» y localizar a los participantes de los graves hechos. El Arzobispado de Madrid, por su parte, elevó una queja al Rectorado de la Complutense «ante estos hechos absolutamente reprobables, que son objeto de delito, y que denigran en primer lugar a quienes los cometen», indicaba en un comunicado oficial del órgano eclesiástico. Posteriormente, denunció los hechos el sindicato de funcionarios Manos Limpias.
Todo comenzó el 10 de marzo, hacia la una de la tarde, cuando un grupo de vándalos formado por chicos y chicas entró en tropel en el templo —ubicado en la facultad de Psicología— y, tras interrumpir la ceremonia que se estaba celebrando, comenzaron a proferir insultos contra el clero y la Iglesia Católica, empujando al oficiante.
A continuación, varias chicas se desnudaron de cintura para arriba junto al altar e hicieron alarde de su tendencia homosexual, entre los aplausos y vítores de sus acompañantes. Ese fue el relato que realizó una alumna de Económicas que se encontraba rezando en la capilla. Los gamberros en su irrupción en la iglesia reclamaron que desaparezcan los templos de las universidades y leyeron textos que el Arzobispado de Madrid considera ofensivos contra la Iglesia.
Algunas de las autoridades académicas confirmaron que el grupo de vándalos era numeroso: entre 60 y 70 personas. Procedían de la facultad de Ciencias Políticas e iban protestando y dejándose ver por todo el recinto universitario de Somosaguas. «Llevaban fotos del Papa y, algunos de ellos, pañuelos verdes en la cabeza», comentó un representante académico.
Según testigos presenciales, los salvajes entraron en tropel a la antesala de la capilla. El capellán se percató del barullo y quiso que desistieran en su empeño. Imposible. El hombre se puso enmedio pero resultó zarandeado. «¡Menos mal que no han destrozado nada!», relataba otra autoridad académica.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete