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Alerta radiactiva en Japón

El enemigo invisible

La radiactividad ni se ve ni se siente y su daño puede tardar años en salir a la luz. "Siempre te das cuenta en diferido", dice un experto del CSIC

ESTHER REQUENA

No se ve como las balas en medio de una batalla ni se huele como un escape de gas. Tampoco se siente como la venenosa picadura de una serpiente. Pero su daño se mantiene durante años... si no llega a ser letal. Usted puede pasearse ... por una zona altamente radiactiva como la central japonesa de Fukushima y el cuerpo no se inmuta en ese momento. Ni un mínimo cosquilleo, una erupción cutánea o una señal de que algo va mal. Hasta que unos días después, o quizás años, salta la voz de alarma que confirma que se había topado de lleno con la silenciosa amenaza.

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