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«Desde el punto de vista lógico, nadie debería jugar a la Lotería, pero se hace por tradición»

Un experto en estadística explica que las posibilidades de que toque el Gordo son mínimas, aunque la apariencia de que toca gran cantidad de dinero incita a la participación

JAIME GARCÍA

diego casado

El día 22 de diciembre, cuando acabe el sorteo de Navidad, la mayoría de españoles se darán cuenta de que, un año más, no les ha tocado nada. Será lo más probable, lo dice la estadística: sólo el 5% de los números resultan premiados, otro 10% recupera lo invertido; y el 85% no gana ni un euro.

Entonces, ¿por qué compraremos este año -de media- algo más de tres décimos por cabeza ? «Apostamos por tradición y porque parece que el del Gordo es un sorteo que reparte mucho dinero», apunta Manuel de León, director del Instituto de Ciencias Matemáticas y profesor de Investigación del CSIC.

Sin embargo y aunque «la gente piense que es un sorteo con muchos premios», la lógica indica no gastar dinero en la Lotería de Navidad . «Desde el punto de vista frío, uno no debería de jugar», explica. «Sólo hay una posibilidad entre 85.000 de que toque el Gordo y el premio no es demasiado alto», dice.

Manuel de León, no obstante, se confiesa jugador habitual de la Lotería Nacional y de la Lotería de Navidad: «Jugar es una tradición social, no hace daño a nadie», explica.

Para hacerse realmente millonario, De León recomienda otros juegos como la Lotería Primitiva, con mayores premios pero con mucha menor probabilidad: una entre 14 millones, aproximadamente.

«Si toca mucho en Doña Manolita es porque vende mucho»

Al experto en estadística le sorprenden las grandes colas que se forman estos días en establecimientos como Doña Manolita, famosos por repartir muchos premios el día del sorteo.

«La gente debería de darse cuenta de que si toca mucho en Doña Manolita es porque también vende mucho. El Gordo puede tocar en cualquier lugar de España y las posibilidades de cada número son las mismas», dice el experto.

La suerte es caprichosa. Un claro ejemplo es que el Gordo nunca haya acabado en 13 en los casi 200 años de historia del sorteo o que la terminación 1 haya salido cuatro veces ménos que el 5, el número en el que más ocasiones ha finalizado el primer premio.

«Es solo una curiosidad estadística. No hay ninguna preferencia por los números», aclara De León, quien indica que dentro de un millar de sorteos las estadísticas se habrán igualado. «Salvo que existan imperfecciones en la construcción de las máquinas o de las bolas, que puede favorecer que unos números salgan más que otros».

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