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El caos o el caos

UN mal ajuste es mejor que ningún ajuste. El que ha pergeñado el Gobierno con su impronta de improvisación e incompetencia es injusto, desequilibrado, negligente y hasta cobarde, y en condiciones menos dramáticas merecía ser devuelto a sus ineptos autores forzándolos a convocar elecciones anticipadas; ... pero si el Congreso lo hubiese rechazado ayer estaríamos ante un cataclismo económico, un crack de los mercados y hasta una posible desestabilización del euro. El Partido Popular tenía que elegir entre lo malo y lo peor, entre permitir con la nariz tapada la aprobación de este recorte-bodrio, con su atropello a los pensionistas y sus tijeretazos ciegos, para que el país salga siquiera provisionalmente del bloqueo financiero, o atender a su instinto de oposición y situar a Zapatero ante el fracaso político que se ha empeñado en cosechar. Se trataba de una cuestión de tacto y de responsabilidad, una de esas decisiones esenciales que pueden marcar el curso de un liderazgo, y Rajoy eligió la opción más antipática y también la que le descubre el flanco más vulnerable a la crítica. Es lo que tiene la democracia, que cada uno es libre de equivocarse como prefiera.

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