El ludópata electoral
El ludópata electoral que lleva dentro le salió involuntariamente a Zapatero cuando replicó a García Escudero el martes en el Senado. «Ustedes no ganaron en 2004, no ganaron en 2008 y no ganarán las próximas elecciones» fue la confesión inconsciente del impulso vital que guía ... su vida política. En un momento suicida, en el peor contexto político posible, cuando defendía sus planes de sacrificios para los españoles, desveló la esencia de su liderazgo. El poder por el poder, sin principios ideológicos, sin proyecto de nación, sin conocimientos sustanciales siquiera de nuestra economía y sociedad.
Es el problema de fondo de todas y cada una de sus decisiones, inspiradas por y subordinadas a los cálculos electorales de un político frívolo, inconsistente, poco formado y superficial. Y la profunda crisis no ha matizado en grado alguno ese impulso, más allá de las medidas impuestas por las instituciones europeas. Ni mucho menos ha transformado lo que es imposible de transformar, la vaciedad del líder. De ahí que estemos instalados en el completo disparate de las improvisaciones, de las rectificaciones y de las amenazas, incluso con una política ordenada desde el exterior.
La rectificación y nueva mentira sobre los créditos de los ayuntamientos y la intolerable demagogia de la venganza contra «los más ricos» son las enésimas razones para concluir que es una irresponsabilidad seguir sosteniendo de la forma que sea a este político al frente del Gobierno. Apoyándole o permitiéndole hoy a través de la abstención que siga demorando la única vía de contención de la debacle definitiva de nuestro Estado que son las elecciones anticipadas.
Pensar que Zapatero está capacitado para gestionar la crisis y darle aliento, excusas o votos para hacerlo es puro autoengaño. O puro suicidio colectivo de la mano de un ludópata electoral.
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