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Las urnas como solución

LOS políticos suelen esquivar el valor de las encuestas relativizando sus resultados por diversos factores coyunturales y siempre confiando en que el paso del tiempo enderezará por sí solo los datos adversos. Sin embargo, hay cambios de ciclo político que no necesitan encuestas ni sondeos ... para acreditarse, porque se revelan con síntomas mucho más precisos y concluyentes que un estudio demoscópico. En estos casos no funciona el empecinamiento contra la realidad. Al contrario, afila aún más los perfiles del fin de ciclo. Zapatero está viviendo esta situación con todo su dramatismo, porque la realidad que quería negar primero y disfrazar después se le ha impuesto implacablemente, sin atenuación de ninguna clase. El hecho mismo de que su Gobierno no haya sido capaz de llevar al pasado Consejo de Ministros las medidas anunciadas dos días antes revela, por un lado, la temeraria improvisación con la que se gestó el giro absoluto en política económica, y por otro, la ausencia de equipos técnicos bien dirigidos para hacer los esfuerzos suplementarios que requiere la situación actual. Los mercados no han visto motivos para esperanzarse con el ajuste antisocial de Zapatero. Los ciudadanos han sido sorprendidos en su buena fe por el mismo Gobierno que sistemáticamente rechazaba recortar pensiones, ayudas y salarios. España está bajo la tutoría de Bruselas y el control a distancia de Washington, y nuestro crédito político ante socios y aliados es nulo.

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