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Un velo para la señora Aído

«TODOS los países, en Europa y en el mundo, están hoy confrontados al desarrollo de prácticas radicales cuya forma más visible es la aparición de mujeres que circulan en el espacio público veladas por completo». No es habitual que el Parlamento francés apruebe unánimemente ... una resolución. Ayer, sólo los paleozoicos del PCF se ausentaron de la Asamblea. Y los tristes verdes. Pero no hubo un solo voto en contra. Ni un diputado quiso cargar con la deshonra de aceptar que una mujer pueda ser tratada por su dueño tutelar -padre, hermano, marido...- con la benévola displicencia con la cual trata a su grey el ganadero. La resolución parlamentaria sobre la incompatibilidad de burka y nikab con la condición libre de la mujer que la República garantiza (http://www.assemblee-nationale.fr/13/propositions/pion2455.asp), fue aprobada en París sin ningún voto en contra. Porque «el velo integral -sentencia el Parlamento- sitúa a la mujer en una relación de subordinación al hombre, de inferioridad en el espacio público, o incluso de sumisión cuando tal práctica le es impuesta». Y no hay Estado que, tras aceptar tal cosa, pueda seguir llamándose democrático.

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