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La cola de la lagartija

TORTICERAMENTE, pero con pasmosa habilidad, José Luis Rodríguez Zapatero resulta capaz de convertir las lanzas de sus fracasos en cañas portadoras de las banderolas de sus éxitos imaginados. Es único en tan singular proceso de mixtificación y ello le convierte en un gobernante nefasto, pero - ... que se lo pregunten a Mariano Rajoy- en un adversario difícil de abatir. Europa, toda Europa, acaba de afearle su política económica, su recalcitrante pasividad para reducir el déficit a los límites que exigen los cánones del euro. Sin inmutarse, negándose a sí mismo, el socialista ha reconducido la situación frente a la opinión pública y ya nos vende como un éxito -¡avalado por la euforia de la Bolsa!- el severo varapalo de la Unión. Habrá que verle hoy en el Congreso, como si hubiera ganado una batalla y salvado la Nación.

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