«Sabían lo que hacían»
Los vecinos del PAU de Carabanchel que avisaron a la Policía aseguran que «el Rafita» y su grupo intentaba robar el coche «sin cortarse un pelo». «Montaron tal ruido que aquello parecía una fiesta», confiesan. Sus gritos se oyeron hasta en una gasolinera adyacente
No era la primera vez que intentaban robar un coche en el barrio, pero cuando ayer por la mañana se enteraron de que uno de los ladrones que actuaba cerca de sus casas la madrugada del sábado era «El Rafita», el miedo les entró en ... el cuerpo. «Si me da por bajar y hacerles frente, no sé qué me habría pasado», explica Javier, uno de los vecinos que vio todo lo sucedido.
El joven y sus compinches habían visitado el PAU de Carabanchel, cuya construcción todavía está a medio gas y donde un hurto puede ser mucho más fácil que en un barrio poblado. «Aquí los robos de coches son habituales -indica Ángel-, aunque estos tipos lo han hecho con mucho ruido y sin importarles que les viéramos».
Al parecer, poco después de la una de la madrugada, los cuatro jóvenes comenzaron a serrar con fuerza el volante, mientras «daban voces entre ellos» para indicar cómo perpetrar el robo. «Algunos vecinos llamaron a la Policía, porque aquello parecía una fiesta», confiesa María Eugenia. «Todos sabían muy bien lo que hacían», indica.
Los vecinos del 15 de la calle Clarinetes fueron quienes más cerca estaban de los jóvenes, aunque algunos trabajadores de una gasolinera cercana también aseguran que «se oían muchas voces» y que, evidentemente, «algo estaba pasando», porque cuando roban un coche «lo primero que evitan es hacer ruidos».
«Da mucho miedo»
La mayoría de los ciudadanos que ayer quisieron relatar a ABC lo ocurrido no sabían que «el Rafita» era uno de esos cuatro ladrones. «Ese chico da mucho miedo, porque tiene un historial muy conocido», reconoce Juana, quien asegura que ella no se hubiera asomado a la ventana si le hubiera reconocido «por lo que pudiera hacerme luego».
La rápida llegada de la Policía Nacional acabó con el plan de los jóvenes. La Comisaría de Latina se encuentra a pocos minutos del lugar en el que intentaban robar el vehículo. Al percatarse de que los agentes estaban próximos, huyeron en su propio coche hacía la única salida por la que podrían huir: la avenida de la Peseta. Se trata de una amplia vía de hasta cuatro carriles que enlaza con la M-40, en la que los agentes consiguieron capturarles «porque iban a mucha velocidad», según los vecinos.
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