Samuel condimenta la Vuelta
Horas antes de que Cancellara gane su segunda contrarreloj en esta Vuelta, un auxiliar del Euskaltel entra apresurado en la cocina del hotel. Pide vinagre. ¿Para el desayuno?, se extraña el cocinero. No; para pasarle a los tubulares un paño bien aliñado. Tiene su ... explicación.
El vinagre es el viejo remedio contra los patinazos cuando llueve. Y ayer Valencia se puso oscura. Cubierta por una especie de orvallo, esa leve lluvia que flota y cala en el Cantábrico. De allí, de Oviedo, es Samuel Sánchez. Un acróbata. Su mecánico le echó vinagre a las ruedas para rodar encima del aceite mojado que cubría el circuito de la contrarreloj, el de fórmula 1. Samuel no se cae nunca. Sabe hacer equilibrios sobre el canto de un tubular. Pero por la mañana, mientras reconocía el recorrido, ¡zas! Al suelo. «Iba a ocho por hora, parado. Por eso, luego he corrido acojonado. No he tomado ni un riesgo», dijo tras ser sexto en la etapa, el primero entre los favoritos, en el circuito de la ensalada, el del vinagre y el aceite. Había acertado con el aliño.
También Cancellara. El suizo saltó desde la rampa como si le soltaran de un cepo. Nadie tiene su zancada en una crono así, de 30 kilómetros planos. Además, Valencia le motivaba: porque aquí ganó el «Alinghi», el velero suizo, la Copa América, y porque corría sobre asfalto de fórmula 1. Eso dijo. Agua de mar y velocidad. «Mi meta es ganar el Mundial de Mendrissio, en mi casa. Quería saber cómo estaba de forma», explicó. Se había caído en la etapa de Lieja y también en Játiva. «No más, por favor», se dijo. Y frenó en las primeras curvas del circuito. Se dejó llevar por el viento hacia El Saler. «Lo duro era la vuelta, con el aire en contra». De ahí que Millar, el escocés zanquilargo, le sacara ventaja al principio. No duró. De regreso a la capital, con las pirámides de los «sindicatos» de la Copa América al fondo, Cancellara apretó. Soltó trapo. Imbatible.
Herrero superó ayer a casi todos y es tercero en la general. «Lo mío es buscar una etapa en la tercera semana, cuando pase la montaña», se aparta. Y ayudar a Mosquera, arrinconado ayer en territorio hostil, la contrarreloj que destacó a Samuel entre los favoritos y la que animó a Valverde. «De los candidatos sólo me ha superado Samuel. He estado con Evans y mejor que Basso, pero no hay que descartarle». El suizo sí se autoelimina: «En Aitana perderé el maillot». Y Aitana, el primer final en alto de la ronda, es hoy. La cuesta con el cartel de prohibido que mira hacia Benidorm. El monte militar al que sólo se sube con salvoconducto. «Aitana me irá mejor que la crono», confía Valverde. «Valencia no ha cambiado nada. Mis rivales siguen siendo los mismos: Basso, Samuel y Evans». El orden lo puso él.
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