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El extraño comportamiento de su secuestrador permitió descubrir a Jaycee Dugard

Phillip Garrido / EFE

El «extraño» comportamiento de Phillip Garrido, acusado de haber secuestrado durante 18 años a Jaycee Dugard en California, fue el detonante que permitió llegar hasta la joven, según han relatado las dos mujeres gracias a las cuales reencontró la libertad.

En el campus de la Universidad de Berkeley, cerca de San Francisco, el secuestrador presumía de haber despertado la atención de Lisa Campbell, una responsable de la universidad encargada de organizar eventos.

Garrido se presentó el lunes a Cambell para preparar en el campus un evento que debía, según él, «cambiar el mundo», sobre un libro sobre la esquizofrenia, «que hablaba del papel del Estado, del FBI y en el cual la Universidad de Berkeley estaba implicada», según cuenta la responsable universitaria en un periódico local.

Su comportamiento era «raro», según la mujer, así como el de las dos niñas que le acompañaban. Después supo que eran las hijas de Jaycee, de 15 y 11 años.

Campbell le pidió volver al día siguiente, lo que hizo, siempre con las dos niñas. Una agente de seguridad de la universidad, Allison Jacobs, advertida por Campbell, también estaba presente. Se había documentado sobre el pasado de delincuente sexual de Garrido.

Jacobs afirma, en el diario Sacramento Bee, que Garrido le dijo inmediatamente que había estado en el pasado «detenido por secuestro y violación» y aseguró haber cambiado después.

Garrido, de 58 años, estaba en efecto bajo control judicial, después de haber estado en prisión en los años 70.

La agente cuenta que se fijó en los niños. «Eran como robots. Estaban extremadamente pálidos, con sus ojos azules penetrantes. Tuve una extraña impresión», dijo.

Según ella, los niños llamaban a Garrido «papá» y la más joven dijo que tenían una hermana mayor.

Garrido «temblaba mucho, pero no de miedo, era más bien nerviosismo, como cuando uno tiene que hablar ante una multitud», relata Jacobs.

Al no saber si debía arrestar al extraño individuo, la agente lo dejó ir diciéndole que volvería a verle para tratar sobre el permiso para su evento.

Cuando salían, Garrido soltó: «Estoy muy orgulloso de mis hijas. No conocen ninguna palabrota. No saben nada de lo malo del mundo»

Después de que se fueran, la agente telefoneó al oficial encargado del control judicial de Garrido, y le contó que había visto al hombre con dos niñas.

«Me dijo que Garrido no tenía niños. Me enervó la sangre», dijo ella.

Enterado de esta entrevista, el oficial encargado del control judicial de Garrido lo convocó y éste se presentó el miércoles con su mujer Nancy, de 54 años, las dos niñas y una chica llamada Allissa.

Tras las verificaciones, se descubrió que Allissa era en realidad Jaycee Dugard, secuestrada en 1991 y que ahora tiene 29 años, y que las dos niñas eran sus hijas, concebidas con Garrido en su cautividad.

Los Garrido se declararon el viernes no culpables. Están ahora entre rejas.

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