Sangriento y escalofriante encierro
La muerte sobrevoló otra vez el encierro de los sanfermines. Por casualidad o milagro, se fue con las manos vacías. Y es que los toros de la ganadería sevillana de Miura, con «Ermitaño» como actor principal, ofrecieron una película distinta a la esperada. Se ansiaba cine clásico, tranquilo y de final feliz, con preciosas carreras delante de estos animales de talla única. Pero se proyectó un filme de terror, con caídas brutales, un toro rezagado, cuatro cornadas, peligros incesantes e imágenes estremecedoras. El problema de los encierros es que no son una construcción artificiosa, sino una cinta hiperrealista. Realidad tozuda: dos mozos permanecen en la UCI .
La angustia se hizo insoportable para los espectadores a las puertas del callejón que da acceso a la plaza de toros, donde «Ermitaño» corneó a P.T.L., un mozo pamplonés de 44 años. Primero en el pecho, luego en el muslo; y no hubo más heridas entrantes porque Dios no quiso. La cara de terror y sufrimiento del mozo lo decía todo. Imágenes escalofriantes y sangrientas. Los segundos fueron años. Las heridas, profundas, parecían incurables. La muerte, otra vez acechante. Muchos temieron que se repitiera lo sucedido con Daniel Jimeno. Pero hay esperanza: parece, según los médicos, que la vida de este hombre, ingresado en la UCI, no corre peligro.
Pero a esa angustia insoportable le precedió una carrera siempre peligrosa, con otros muchos momentos de tensión y sangre. Como en el tramo de Mercaderes, donde un riojano de 56 años, J.G.A., fue corneado en el cuello. El parte médico estremece: «herida con orificio de entrada a nivel cervical derecho con doble trayectoria ascendente y la segunda por la pared posterior de la faringe, y que precisó de traqueotomía». También está en la UCI, muy grave, pero parece que tampoco se teme por su vida.
Otro instante donde se mascó la tragedia fue el que vivió un corredor madrileño de 32 años, A.T.S., que al final de la calle Estafeta recibió dos cornadas de 8 y 16 centímetros en el muslo, también obras de «Ermitaño». La caída de este astado en la curva de Mercaderes con Estafeta marcó la carrera, ya que por ello se rezagó de la manada y elevó la tensión y el peligro en medio de la muchedumbre.
Atendidos 45 mozos
Los cánones dictan que las carreras de los miuras son más seguras por la nobleza de los astados. Pero todos los mitos se derrumban. Y este ya lleva un tiempo en declive, porque los encierros de esta ganadería son cada vez más peligrosos. Ayer, protagonizaron la carrera más larga de lo que va de las fiestas: cinco minutos, con la multitud típica de los fines de semana. Hay más corredores, pero también muchos más inconscientes que sólo consiguen estorbar al resto. Como consecuencia del gentío que abarrota las calles, se multiplican los golpes y caídas. De ahí que, por ejemplo, la Cruz Roja tuviera que atender a 45 corredores, más de lo que es costumbre.
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