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Lo del himno y el cuñado borrachuzo

BUEN rollo. No pasa nada. ¿Qué tiene de anormal que miles de jóvenes -y no tan jóvenes- bramen su disconformidad con uno de los símbolos del país al que pertenecen nominalmente? Pues nada, no pasa nada, es normal. Es un ejercicio de sana oxigenación democrática ... que se emita una sonora protesta en el mismo instante en que hacen aparición en el palco de autoridades los soberanos de una nación en la que los vociferantes viven tan ricamente. Eso es muy común en todas partes, no sé de qué se quejan. Si usted se fija, en México, en Italia o en Yemen la gente suele cagarse en la madre que parió al himno y en el himno mismo en cualquier celebración deportiva o social. Es que es empezar a sonar el himno danés, por ejemplo, y allí no hay quien se resista, que si maldito sea el himno, que si maldito quien lo matriculó, que si te lo metas donde te quepa, que si qué te has creído con la tontería, que si por aquí, que si por allá. Escuchar el himno de otros países es, definitivamente, una lata en cualquier parte del mundo. Normal que en España pase lo mismo.

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