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Magic People

EN Magic People Show, que anda ahora por la escena madrileña, hace Pino Montesano parlotear diarréicamente a un cuarteto de descerebrados. Su cráneo es hueca bóveda donde resuenan los sedantes clichés televisivos. La realidad, extinta, cede lugar a algo sórdido y difuso. Tras las palabras ... vacías, se dibuja el laberinto del desastre. Nada puede, en rigor, sobrevivir a un estado de degradación humana tan extremo. Y uno, si se deja llevar en la modorra, siente que está escuchando a José Luis Rodríguez Zapatero. O a cualquiera de sus ministros. Orondos declamadores de la nada. Porque a eso se reduce todo: el éxito electoral, como la bancarrota. A la exclusión perfecta de cualquier concepto. A la final reducción de la política a perverso jardín de infancia. El éxito del PSOE está entero en esa clave: haber comprendido mejor que nadie que la política ya sólo apasiona a los necios; que, al final, el cliente electoral perfecto es el lobotomizado. Y que aquel líder que aparente la estupidez más perfecta, aquel cuyas palabras más se asemejen a la pueril edad mental que se atribuye al ciudadano, ése merecerá su voto.

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