Hijos a salvo del sida
Quiere que la llamemos Lourdes. Tiene 37 años, está casada y es madre de tres niños entre los cinco años y los dieciocho meses. Vuelve a estar embarazada. De siete meses ya. Después de tres varones, la ecografía les ha dicho que es niña. Una ... maravilla.
Esta situación es, seguramente, la de miles de mujeres madrileñas. Lo que hace a Lourdes especial es que ella tiene sida pero sus tres vástagos han nacido sanos. El por qué: un programa único en España que se realiza en el Hospital Carlos III. Es la Consulta de Consejo Reproductivo a Parejas Serodiscordantes y la coordina el doctor Pablo Barreiro, un especialista de sólo 39 años que pertenece al Servicio de Enfermedades Infecciosas.
Lourdes está feliz. Es feliz. «Tengo sida desde 2002. No sé quién o cómo me contagié. ¿Los síntomas? Pues siempre estaba con resfriados, con mucha fiebre, no respiraba bien... Cuando me hice las pruebas, la enfermedad ya estaba en el estado C3, de los más elevados, el más desarrollado», cuenta.
«Me puse a pensar -añade-cómo pudo haberme pasado. No lo entendía. También confirmé que yo no se lo había pegado a nadie. En aquella época, mi marido y yo éramos novios. ¡Y aún así, se casó conmigo!», exclama.
Su marido, entonces novio, se hizo también las pruebas. Toda información era necesaria. Había que plantar cara al sida y al VIH. Dio negativo. «Nos queríamos casar y tener hijos; hijos sanos. Tampoco estábamos por las técnicas de fertilización «in vitro». Soñábamos con un embarazo natural pero nos parecía una utopía».
Se casaron. Bregaron con sus miedos, con sus ansiedades e ilusiones. Ella seguía con su tratamiento médico. Y en las relaciones de pareja, con las máximas precauciones. Hasta que un buen día se enteraron de la existencia de ese programa específico en el Hospital Carlos III. Era para parejas serodiscordantes. Ella estaba contagiada pero con la enfermedad controlada. Él, totalmente sano.
Del bloqueo a la esperanza
«Ahora -señala Lourdes- no tengo sida pero sí el VIH que, por cierto, es indetectable. El virus no está en la sangre. Está en las células. Mis hijos han estado expuestos a mi virus, no al suyo, pero lo eliminarían». No tiene reparo en describir su caso. Cree que es bueno y un ejemplo para otras mujeres en su misma situación. O para parejas en las que ambos estén contagiados.
«Nosotros pasamos del bloqueo a la esperanza. Hizo falta, eso sí, valentía y confianza en los médicos. Cuando la enfermedad está diagnosticada y controlada no hay motivo para usar la fertilidad «in vitro». ¡Ah!, y otra cosa: me fastidia eso de que «si eres madre portadora del VIH puedes abortar» ¡Qué leche! Que se fijen en mí. Mis hijos nos dan fuerza para salir de cualquier situación».
Los tres embarazos han sido naturales. El actual, lo mismo. Sus tres partos han sido naturales. Los niños, sanísimos. Bien es cierto que Lourdes no ha dejado de tomar sus medicinas. Durante las gestaciones, con mayor motivo. «Fíjate -nos dice Lourdes-. Durante el parto también me ponen medicamentos en vena, AZT, para proteger al bebé que está naciendo».
El doctor Pablo Barreiro no oculta que tanto medicamento pueda perjudicar al feto. «En medicina, siempre se corren riesgos. Esto no son matemáticas. Si no se trata el VIH, el riesgo de contagio en el embarazo es grande, del 40 por ciento. Eso sin olvidar el peligro de aborto o de malformaciones», asegura Barreiro.
En las mejores condiciones, siempre hay un riesgo del 1 por ciento. Parece nada pero ahí está. «Lo importante -dice el facultativo- es saberlo y valorar si es asumible, que lo suele ser». El objetivo de su programa es, precisamente, reducir al máximo ese mínimo riesgo y aumentar los niveles de seguridad a base de eliminar el virus de la sangre y de los fluidos corporales mediante la combinación de tres fármacos antivirales que conviene tomar seis meses antes de que se produzca el embarazo.
A por la hermanita
Las cifras lo dicen todo: desde se inició el programa, en 2005, ha habido 100 embarazos y han nacido 90 niños de parejas con alguno de sus dos miembros infectados por el VIH. Sólo un recién nacido presentó la enfermedad.
Lourdes sale contenta de ver al doctor Barreiro. Su tripa va viento en popa. Creciendo.Sin problemas. «Tenemos tres varones. Como ya hemos aprendido a hacer niñas, lo mismo vamos a por una hermanita».
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