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«Los docentes no saben cómo tratar a los niños hiperactivos»

«Los docentes no saben cómo tratar a los niños hiperactivos»

Que un niño sea hiperactivo es una cuestión genética. Se nace y se muere con ese trastorno. También se hereda. El pasado sábado se creó en Madridejos la primera asociación de niños hiperactivos en la provincia de Toledo, formada por doce familias. Rufino Pascual es su presidente.

-¿Por qué crean la asociación?

-Porque en Toledo no había ninguna representación y en la región hay una o dos asociaciones. Se va a constituir una federación castellano-manchega de niños hiperactivos y Toledo estaba descolgada.

-¿Con qué problemas se encuentran sus hijos?

-En el sistema educativo hay un serio problema. Cuando un niño tiene «TDAH», los profesores nos dicen que no sabemos educar a nuestros hijos. Y lo que queremos es un proyecto de ley que contemple a los hiperactivos y se puedan formar a los docentes, porque no saben cómo tratarlos. Queremos que sea una ley bien hecha, bien elaborada, en la que estén reflejados los padres, los profesores y los niños, para que el sistema educativo sea bueno para ellos.

-Y habrá padres que no sepan que su hijo es hiperactivo.

-En la gran mayoría de los casos, aunque no hay que confundir un niño hiperactivo de otro travieso.

-¿Cómo se diferencian?

-Aparte de que un hiperactivo es una persona que no come, que se mueve mucho, cuando empieza la edad escolar se suma otro problema más. No se entera de lo que el profesor está explicando y es cuando habría que activar la voz de alarma.

-¿Qué solución proponen?

-Que haya más seguimiento en el sistema educativo de estos, que no esperemos a los 13 ó 14 años a descubrir que son hiperactivos. Ya con 5 y 6 años se puede detectar fácilmente.

-Usted tiene un niño hiperactivo.

-Sí, con nueve años. Lo descubrió su psicóloga a raíz de los problemas que él tenía en clase, donde era muy inquieto y no se enteraba de las tareas.

-¿Hay escalas dentro de este trastorno?

-Hay hiperactivos que son hiperactivos y hay otros que solamente tienen falta de atención, son los más tranquilos y los más difíciles de detectar. A un niño inquieto se le puede regañar y se mantiene tranquilo un tiempo determinado, una hora, por ejemplo; pero un hiperactivo no puede estar durante diez minutos sentado en una silla. Esta es la diferencia.

-¿Qué les dicen en la Junta de Comunidades?

-Hemos hecho un protocolo de actuación para elaborar un proyecto de ley. Me he dirigido muchas veces a la Consejería de Educación, pero de momento no hemos tenido, digamos, una respuesta adecuada. Sí hay una concienciación de que quieren hacer algo, pero no sabemos cuándo ni de qué manera.

-Supongo que habría que formar a los docentes.

-Sí, y ya chocamos con que no todos los profesores están dispuestos. Pretendemos que con el proyecto de ley los profesionales de la docencia sepan cómo tratar a los hiperactivos. Son muy inteligentes y pedimos que se sepa aprovechar eso. No es culpa de los padres que no sepamos educar a nuestros hijos, todo lo contrario. Los docentes no saben cómo tratarlos, y es muy sencillo.

-¿Qué pautas deben seguir?

-No tenerlos junto a una ventana, ponerlos con chicos más tranquilos; si la profesora ve que el niño está más nervioso, que lo mande a la maestra de cuarto a por unos papeles, porque en esos momentos el crío se relaja. En un examen, en lugar de diez preguntas, que les hagan cinco y cinco, y en lugar de darle media hora para responderlas, tres cuartos de hora. Que los docentes estén pendientes de que los niños apunten los deberes en la agenda... Tan sencillo como eso.

-¿Quién le ha dado las pautas?

-La psicóloga de mi hijo y su profesora, que, afortunadamente, está dispuesta a colaborar con nosotros.

-¿Cómo es el comportamiento de su hijo en casa?

-Totalmente diferente al que tiene en el colegio. Se comporta como un niño, porque está medicamentado. El cerebro crea una sustancia que a un hiperactivo no le llega a una parte del cerebro y con el medicamento que toma mi hijo sí se consigue. Se le aplaca un poquitín el nervio, presta más atención en clase y sabe lo que tiene que hacer. Pero es muy caro.

-¿Les cuesta mucho dinero?

-Tengo que llevar a mi hijo a Madrid al doctor Alberto Fernández Jaén, uno de los mejores neurólogos de Europa y también hiperactivo. En la red pública hay muy pocos y algunos dejan mucho que desear. Este es otro problemas más.

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