Correr a verla después de leer
Hábiles en el entrelazado de historias, especialmente certeros en géneros como el «thriller» o la comedia, muy diestros también en lo siniestro, sin embargo, donde los Coen son realmente unos genios es en la descripción y el retrato del lerdo. Nadie como estos cineastas pueden ... armar alrededor de esta figura, la del necio en sus más diversas modalidades, un cine tan sólido, tan líquido, tan gaseoso y espumoso. Este modo de mirar, de ver, de captar cómo se mueve el mundo con el pedaleo de los bobos es, sin duda, un burlón y positivo equilibrio entre el grueso de su ontología y el flaco de su resignación: somos tontos, ¿qué se le va a hacer?
«Quemar después de leer» es prácticamente un compendio de lo dicho del cine de los Coen: un sutil y divertido entrelazado de historias, un dardo en la diana del «thriller» y de la comedia, un cuadro siniestro del funcionamiento de los Servicios de Inteligencia (sabemos que existe la posibilidad de que alguna vez hubo o habrá vida inteligente en Marte, pero ¿se puede pensar lo mismo de la CIA?) y una estampa impresionante del lerdo, aquí pegada a todos los personajes.
El esqueleto argumental es bueno, muy bueno, aunque no tanto como el gran acierto de esta película: el reparto de personajes y papeles: el iracundo, majareta, torpe y curda John Malkovich como analista de la CIA; el bobón, petulante, paranoico y nulo agente federal George Clooney; el tarado, infantiloide y sumamente desarmado profesor de «fitness» que interpreta Brad Pitt, o su chiflada compañera obsesionada con las operaciones de estética que hace Frances McDormand, o la seca y agria Tilda Swinton como esposa de analista de la CIA... Este paipay de personajes se corresponde con unas ganas enormes de los Coen de burlarse de la sociedad que nos contempla, o vigila: cirujanos, abogados, entrenadores, buscadores de citas por Internet, diplomáticos, escritores, espías... Las conversaciones, así, dispersas por el absurdo de la trama, entre dos altos cargos del Centro de Inteligencia -en las que uno intenta explicarle al otro, al gran jefe, de modo solemne lo que está ocurriendo en la pantalla- son demoledoras, además de alarmantes: pero, ¿en qué manos está el mundo?
Por otra parte, el cine de los Coen tiene algo de matemático, de equivalencias y de correspondencias, y «Quemar después de leer» vendría a ser el equivalente de «El gran Lebowski», del mismo modo que «No es país para viejos» lo era de «Fargo». Se busca aquí una anécdota (en «El gran Lebowski» era la confusión de Jeff Bridges, «el Nota», con un millonario y una alfombra orinada) que tiene su origen en una confusión (un CD con las memorias del analista) y una serie de enfrentamientos aparentemente ridículos pero profundamente trágicos. Pero la burla y el humor devoran lo que haya de tragedia.
Los Coen son más amigos del espectador que del punto de vista escayolado, y lo sitúan siempre en el mejor de los sitios, en el más entretenido, y cercano a todos los personajes principales. Y como suele ser habitual, ponen a trabajar con espontánea franqueza todos los motores de su cine: el dinero, la violencia, la ironía, lo sórdido y una descripción de paisajes y paisanajes (americanos, profundamente americanos) como si se propusieran un inventario, naturalmente de chunga. Personajes miserables, pero estimados por el guión y la cámara, que se mueven por los más bastardos intereses, pero sin renunciar a una cierta empatía con el espectador, cosa que consiguen con facilidad gracias a que nunca dejan de buscar (y encontrar) al alcornoque que llevan dentro, tal y como definieron los propios autores.
Las interpretaciones son de un impudor que enternece: Brad Pitt, por ejemplo, se muestra como un perfecto merluzo, que viste, peina, habla, baila y masca chicle de tal modo que pone a la estrella en peligro, pero al actor en órbita. McDormand y Malkovich están aparatosos, exagerados, entregados, extremos. Clooney, un tipo inteligente, se adentra con pericia en la búsqueda de su yo idiota... En fin, nada de quemar después de leer..., mejor correr a verla después de leer esto.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete