«Durante el rodaje me olvidé de la comedia y sólo veía el drama»

«Estoy en plenos ensayos de la película sobre el musical «Nine» en Londres y no me puedo saltar ni uno porque trabajamos en equipo», fueron sus excusas. Y se lanzó directamente a María Elena, papel al que da vida en el filme de Woody Allen, y por el que seguro que recoge más de un premio.

Sin hacer grandes esfuerzos de memoria, su rol de María Elena (nombre con tintes almodovarianos) nos remite a su magitral actuación en «Volver». Y, precisamente, Penélope destacó que Woody Allen vio esta película del manchego antes de decidir ¿entrevistarla? El breve encuentro con el director duró exactamente cuarenta segundos, ni más ni menos. «Yo creía que había sido realmente muy corto nuestro primer cara a cara, pero la jefa de cásting me dijo que yo había tenido el privilegio de sentarme en una silla cuando a muchos de los actores a los que entrevistaba tan sólo les hacía una foto de Polaroid». Contenta con sus cuarenta segundos de gloria, sólo tiene palabras de admiración ante el maestro. «Me mandó el guión tres meses antes y no volví a saber nada de él hasta que me puse delante de la cámara», comentó con mucho desparpajo Penélope.

La intérprete desveló algunas de las técnicas de Woody Allen: «Tiene un sistema muy peculiar de trabajar y no le gusta hacer muchas tomas. Va a toda velocidad; es una estrategia que no es inocente». También bromeó respecto a que «en sus películas todos los personajes parecen que tienen prisa. No creo que tengan prisa, sino que es el director el que daba caña para rodar la escena».

Cruz confesó que en varias ocasiones le suplicó hacer más tomas pero que Allen se resistía. Como antídoto a sus inseguridades, Penélope sólo podía pensar una cosa: «Al final es Woody Allen y no dudas de Woody Allen. No hace ni un plano de más porque controla todo».

En contraste a esta frescura, Penélope comenta la forma de trabajar de Pedro Almodóvar: «A Pedro le gusta ensayar tres o cuatro meses». Y apunta que «los dos sistemas funcionan porque sabes que los dos van a sacar lo mejor de ti».

Un personaje «muy extremo» En la presentación en el Festival de Cannes de «Vicky Cristina Barcelona» la gente reía muchísimo. Penélope reconoce que «me divertí mucho cuando leí el guión porque veía una comedia; pero durante el rodaje me olvidé de la comedia y sólo veía el drama de cada uno de los personajes». Y confiesa que «no me quería reír en ningún momento de María Elena. Mi personaje es muy extremo; se ha quedado colgada en la idea de que es un genio y no puede salir de ahí». Juan Antonio (Javier Bardem) y María Elena (Penélope Cruz) son marido y mujer pero mantienen una relación harto tormentosa. «Nuestros personajes lo que no aportan es paz -desgrana sin tapujos la actriz-. María Elena arrasa con todo; con su vida y con la de los demás. Los personajes inestables de cabeza me producen compasión».

Sobre los encantos de Barcelona le da todo el mérito al director. «A Woody le encanta la ciudad y creo que es una ciudad perfecta para esta historia. Él ya dijo en su día que esta historia era una carta de amor a Barcelona». Humildemente reconoce que ella ha trabajado tres veces en la Ciudad Condal pero que no la conoce mucho.

Siguiendo las pautas de Woody Allen, la entrevista con Penélope tenía el tiempo cronometrado y no había concesiones para más preguntas. El gusanillo de confirmar las anécdotas que revolotean sobre el rodaje también se quedó en el tintero salvo en dos cuestiones. Penélope confesó que sí que es cierto que Woody Allen le regaló sus gafas el último día de rodaje; y que no le hizo ni caso cuando tenía que rodar la escena del beso con Scarlett. «El día del beso él estaba «obsesionado» con una mancha que le había salido en la mano hasta el punto de que paró el rodaje dos horas para ir al médico...».