«Me duele que la gente haya querido hacer de mí una persona con la que yo no tengo nada que ver»
Mañana regresa a Sevilla, su tierra, para poner en escena el espectáculo «Puro», un montaje en el que Juan Manuel Fernández Montoya se exhibe sin el arrope de su familia. El auditorio Rocío Jurado acogerá al bailaor en su momento «más tranquilo».
Siempre ha sido muy delgado, pero ahora ha fortalecido su complexión y tiene un aspecto que él achaca a «que hago mucho deporte». Sea como fuere, está más fuerte que nunca. Es seguro en sus respuestas. Opina con certeza. Con tranquilidad. Con un sosiego del ... que no han conseguido despojarle los avatares. Farruquito regresa mañana a Sevilla con su baile y, calmadamente, sin mirar el reloj, se sentó ayer en una butaca del Auditorio sevillano para asistir a su futuro y hacer tábula rasa con el pasado. «El baile es mi respiración», comienza.
—¿Qué se va a encontrar el público cuando vea a Farruquito pisar ese escenario?
—Lo que a ver el púbico en este espectáculo es algo diferente a lo que se ha visto en otros espectáculos. No puedo decir que los anteriores sean más tradicionales porque el espectáculo que yo hago ahora tiene soleá, seguiriya, alegrías y zapateado, que es la primera vez que lo hago. Recurro a los tres bailes que más me siguen llegando hasta hoy. Es un espectáculo diferente, sin embargo, porque la gente no está acostrumbrada a verme con Bernardo Parrilla al violín o Yumiko al piano. Ahora están diciendo que me estoy poniendo moderno y eso es una tontería, porque Caracol salió con un piano hace mucho tiempo y era el más flamenco del mundo. Lo que me apetecía era arroparme de la gente que a mí más me gusta. Aparte de que estoy yo solo en el escenario, no es un concierto sólo de baile, sino también un concierto de piano, ves a los guitarristas haciendo solos, con los cantaores estás viendo un festival porque cantan por granaína, seguiriyas, toná, martinete, debla... Al mismo tiempo, en medio de cada número voy metiendo a la gente en el toro a la hora de informarle. He intentado dar información a quien venga a ver mi espectáculo, pero siempre poniendo mi granito de arena en el flamenco, porque yo lo que sé hacer es flamenco, no clásico, ni contemporáneo, ni fusión.
—¿Es la primera vez que no se rodea de su familia en el escenario?
—Eso ha sido una cosa que ha surgido. Yo tenía unas ideas de hacer un espectáculo y cuando se las comenté a mi gente, me dijeron: «Juan, esto es una cosa muy personal, muy tuya, lo que dicen las letras eres tú. ¿Por qué no haces un espectáculo solo?». Entonces pensé un momento y me dije que nunca me había puesto ese reto de encerrarme solo con cuatro o cinco toros. Las composiciones musicales están hechas muy como yo soy. Las he compuesto yo con la guitarra y el piano.
—¿Toca el piano?
—Un poquito, pero muy poco. Pero con mi guitarra compongo mis cosas. Por ejemplo, hice un zapateado que va como por tanguillos que yo creía que era diferente. Después se lo enseñé a los guitarristas y ellos, que son unos monstruos, han mejorado eso. Este espectáculo es muy mío en ese sentido, no tiene nada que ver con la moda. ¿Qué se está haciendo ahora? Ahora están de moda las obras de teatro, Walt Disney... Pero yo no quiero estar a la moda. ¿Qué está de moda ahora? Pues a mí eso no me interesa. Por eso el espectáculo se llama «Puro». Soy yo cien por cien. Lo que ves es lo que a mí me gusta. Soy yo en tres o cuatro dimensiones.
—¿En qué consiste la pureza en el baile de Farruquito?
—No lo sé, eso no lo puedo decir yo.
—Pero usted no baila como su abuelo.
—No, claro que no. La gente dice que tengo reflejos de él y puede ser, porque yo he aprendido de él y sigo aprendiendo de él. Pero lo poquito que yo he hecho, que es poquito porque sólo tengo 26 años, es mío. Mi aire es mío, no hago ni un paso que no sea mío. Todo tiene mi personalidad, mi forma, como yo lo siento. Creo que es lo que puedo dar de mi persona ahora mismo. Me siento con ilusión.
—Ya sabe que la palabra pureza está rodeada de polémica.
—¿Sabe qué pasa? Que nunca le he echado cuenta a las polémicas. Si precisamente yo le hubiese echado cuenta a las polémicas no estaría bailando ahora mismo. Yo no he ido nunca con la polémica, ni he estado de moda nunca, ni pienso estarlo. A mí no me interesa la corriente a la que vaya todo el mundo. Voy a contracorriente, defiendo lo que yo puedo defender. ¿Cómo voy a defender lo que no siento si no sé hacerlo y además no me sale? Puro puede ser algo que no sea flamenco, porque yo escucho a un negro cantar y se me ponen lo vellos de punta. Yo no vengo a convencer a nadie, vengo a convencerme a mí, y como estoy convencido de lo que me gusta...
—¿Israel Galván, por ejemplo, no es puro?
—No me gusta hablar de ningún compañero porque lo que tengo que decirle a ellos se lo he dicho a ellos. A mí me ha pasado igual, jamás he escuchado a ningún compañero nombrarme a mí en una entrevista, sólo a Antonio Canales que es un maestro en su estilo y en su forma. Si me pregunta por Israel, le digo que si él lo siente así, es puro lo que él hace.
—¿Bailar puro es bailar como bailaba Farruco?
—Bailar como bailaba Farruco no es la pureza, eso es lo imposible, que es otra cosa muy diferente. Hacer lo imposible andando, eso es otra historia. Diferente es que Israel Galván me guste o no, pero si lo que hace lo siente, es puro.
—Ya hay quien le critica usted porque dicen que está perdiendo pureza.
—Ahí es donde está la equivocación. Hay gente que se cree que porque yo me rodeo de músicos estoy siendo menos puro. Eso es un error. Hay quien se rodea de una orquesta filarmónica y en su propia música no evoluciona. Yo evoluciono porque aprendo un poquito cada día, porque me gusta aprender. Si no cambias, no evolucionas. La gente cree que mi abuelo ha bailado toda la vida la misma soleá, pero yo no le he visto una soleá igual en mi vida, por eso su baile era imposible. ¿Mi abuelo con una soleá? ¿Entonces qué pasa, que Curro Romero se ha pegado toda la vida toreando con una muleta? No. Curro Romero se ha pegado toda la vida toreando. [...]
—¿La vida es lo que ocurre de puertas para adentro?
—A eso aspiro, a ser feliz de puertas para adentro, porque de puertas para afuera muchas veces tienes que estar en ambientes en los que tienes que cumplir, porque el mundo del artisteo es muchas veces muy difícil y te perjudica si no tienes tus cosas claras. Muchas veces nos olvidamos de quiénes somos en realidad, personas que hemos ido a un coelgio y nos hemos peleado con los niños, hemos jugado al fútbol, hemos llorado, hemos tenido la varicela... Si nos olvidamos de eso, entonces es cuando ya te pierdes de verdad, porque la gente te ayuda a que te olvides de quién eres. Yo no quiero ser un nombre en la vida, yo quiero ser tu amigo Juan. A eso es a lo que yo aspiro. A que me llame un amigo y me pegue todo el día con él sin hablar de baile. Yo vengo de una familia así, la más humilde y la más llana del globo. La gente me quiere poner de una manera que eso sí me duele. Me duele que la gente haya querido hacer de mí una persona con la que yo no tengo nada que ver, pero si no tengo estas palabras para explicarme, piensan que el que calla otorga, pero me callo muchas veces porque no quiero darle juego a nadie y porque usan mis palabras en contra mía, pero si es con una persona como usted, que siempre me ha inspirado confianza y si mañana me decepciona se va a decepcionar a sí mismo, entonces hablo con tranquilidad y digo lo que siento. Refléjelo como lo haya entendido, pero se lo estoy diciendo como es. - LEA LA ENTREVISTA COMPLETA EN ABC -
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