Batalla de órganos: Un espectáculo que solo puede verse en Toledo
La catedral es única en el mundo por tener 10 de estos instrumentos, aunque el sábado solo se tocarán siete
Batalla de órganos: Un espectáculo que solo puede verse en Toledo
La primera idea al entrar en la catedral de Toledo es que estás en otra época. Son solo unos pasos los que separan la calle del templo, pero la majestuosidad de éste hace que se retrocedan de golpe 300, 400, 500 años. Quizás al tiempo ... en el que la ciudad era Corte del Reino y por ella pasaban los mejores artistas del planeta. Pues bien, aquella ilusión (anhelo es la palabra que utiliza uno de los organizadores del evento) se verá amplificada el sábado a partir de las ocho de la tarde cuando empiece la batalla de órganos. Un espectáculo histórico que se recupera en Toledo con motivo del Año Greco. Posiblemente, dicen con modestia desde la catedral, en la única ciudad del mundo que puede organizar estas batallas: goza de diez órganos, cuando cualquier catedral tiene, como mucho, dos. [Fotogalería: lLos órganos, uno a uno]
Sin embargo, no serán diez sino siete los órganos con los que «batallarán» el sábado cuatro reconocidos especialistas: los italianos Patrizia Salvini y Paolo Oreni, el francés Baptiste-Florian Marle-Ouvrand y el citado Juan José Montero, director del Conservatorio de Toledo . Los siete instrumentos con los que crearán arte serán el del Emperador (sobre la Puerta de Leones), el de Berdalonga (a la derecha del coro). el de Echevarría (a la izquierda del coro), el del Sagrario (en la capilla del mismo nombre) y los tres realejos (órganos móviles que se situarán en el crucero, frente al coro). Mientras, los tres que se quedarán fuera del espectáculo son el de Luis de Berrojo (situado en la capilla de Reyes, que data de 1720), el de Francisco Antonio Díaz (en la capilla de San Pedro y de 1765) y el de organería española (en el centro del coro y de 1966). La razón por la que los dos primeros no se tocarán es la imposibilidad de moverlos. Mientras, el de organería española desentona con el resto.
Poco más de 1.000 personas serán las que presencien uno de los actos musicales centrales del Año Greco . La Fundación creada en honor al pintor cretense, organizadora del evento con el patrocinio de la Fundación Banco Santander, prevé un lleno (o casi) para el sábado. Las entradas, entre 15 y 30 euros, dicen que se están vendiendo a buen ritmo. Aún hay disponibles en la web de la Fundación y en su oficina.
Un trabajo de ocho meses
Tocar un órgano no es darle a un botón. Lo sabe bien Ángel Redondo, uno de los dos organistas que tiene la catedral. Explica a ABC que la humedad, la temperatura o el viento que entra, por ejemplo, al abrir una puerta, hacen que la lengüetería de las trompetas de los instrumentos enseguida se desafinen. Insiste en que todos los órganos toledanos son mecánicos, frente a los eléctricos que hoy se construyen. Por eso, la catedral necesita una persona que «cada 20 días o cada mes» limpie los innumerables tubos de alguno de estos mastodontes (solo el de Berdalonga tiene 6.000). Que los ajuste, los ponga a punto.
Esa persona es Juan José Montero, quien mejor conoce los órganos de la catedral primada. El alma máter de las batallas, al ser también es director musical de los actos de conmemoración del IV Centenario de la Muerte de El Greco. El público asistente solo verá su trabajo el sábado, durante la hora y cuarto, hora y media, que dure la batalla (se celebrarán otras dos, con diferentes intérpretes) los sábados 17 y 31 de mayo). Sin embargo, Montero lleva trabajando en el espectáculo más de ocho meses. Desde agosto. Manteniendo y recuperando los siete órganos que batallarán. O dicho de otro modo: cuidando uno a uno, a diario, los aproximadamente 10.000 tubos que componen estos instrumentos.
Ángel Redondo confiesa que Montero (lo dice sin que esté presente) es capaz de saber, solo con escuchar el órgano, qué tubo desafina. Una locura. Algo que el artista, sin embargo, achaca a la experiencia de muchos años. En oposición a lo que pueda parecer, solo tiene 39 años (Toledo, 1975). Pese a ello, el sábado será el mayor de los cuatro intérpretes.
Juan José Montero lleva prácticamente toda su vida vinculado a la catedral. Desde los seis años cuando era seise, uno de los niños cantores. Al crecer, se formó durante 15 años en el arte de la organería de la mano del maestro holandés De Graaf. De su taller salieron órganos como el de la iglesia de Santo Tomé, en Toledo, que anualmente celebra uno de los festivales internacionales más importantes. Porque Montero no solo toca este instrumento, también los diseña.
160 decibelios
Cuenta que el sábado hay previsto un guión con 14 piezas musicales. De Cabanilles, de Haendel o de Bach, entre otros. Al contrario de lo que parece indicar la palabra batalla, no todas las piezas del concierto serán tocadas por los cuatro intérpretes. Sí lo harán, eso sí, en la pieza inicial (Batalla I «Imperial» de Primer Tono) y final (Duelo a cuatro organistas sobre el Aleluya Mozárabe de Toledo). Montero dice que cada órgano por sí solo puede alcanzar los 70 decibelios, mientras que los cuatro a la vez pueden llegar a los 160. «Más o menos es el sonido de una orquesta y media, aunque la catedral es muy grande y no se escuchará en todos los lados igual», cuenta. Para hacerse una idea del estruendo, el nivel saludable en una discoteca es de 90 decibelios.
Desde la catedral no recuerdan la última vez que se celebró una batalla al uso. Hace 50, 60 años, quizás más. Ángel Redondo sí recalca que, en realidad, cada Corpus los dos organistas del templo (él y Félix González-Molino) realizan una batalla particular. «A la entrada del Santísimo, cuando entra la Custodia, en la Puerta Llana... pero la gente empieza a aplaudir y no se nota», dice. Asimismo, desea que los tres espectáculos que se darán ahora en mayo no se queden en una anécdota: «Es uno de los proyectos. Que el Greco 2014 sea el comienzo de algo más. Si no son tres batallas al año, al menos una».
Lo mismo opina Juan José Montero: «El IV centenario es una buena ocasión para que una ciudad tan pequeña como Toledo empiece a adquirir la ventaja que le ha concedido la herencia histórica que tiene».
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