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El tetracentenario de El Greco
Toledo debe aprovechar la conmemoración para «despertar del anodino sopor que lo ha sumido en un inmovilismo que no es quietud»
El tetracentenario de El Greco
El verdadero inicio del tetracentenario de El Greco se produjo el 13 de mayo de 2010, cuando se presenta, en la sacristía de la Catedral primada, la Fundación El Greco 2014, cuyos patronos fundadores serían la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, el Ministerio ... de Cultura, la Diputación Provincial de Toledo, el Ayuntamiento de Toledo y el Arzobispado de Toledo. Pero el nombramiento verdaderamente relevante es el de Gregorio Marañón y Bertrán de Lis como presidente del nuevo organismo. La asignación de esta responsabilidad revelaba el deseo del Gobierno de Castilla-La Mancha de trasplantar un modus operandi, el de la Real Fundación de Toledo, al ente que habría de organizar el cuarto centenario de la muerte de nuestro pintor. La actividad de la Fundación El Greco comenzó muy pronto, y lo hizo con signos de gran ambición. De hecho, el 16 de septiembre de 2010 se produjo la apertura de la primera exposición organizada por la entidad conmemorativa: la exposición El Greco: los apóstoles.Santos y locos de Dios, que quedaría emplazada, en principio, en el Museo Provincial de Guadalajara, donde recibiría casi quince mil visitas en tan solo cincuenta y tres días, lo que la situaba como la tercera exposición con mayor número de visitantes de cuantas se habían mostrado en la ciudad. Merece la pena destacar que mil trescientos de esos visitantes fueron escolares, que pudieron acercarse al universo del pintor auxiliados por unas guías didácticas, editadas, ad hoc, por la Fundación. Los comisarios de dicha exposición completaron el acceso franco a El Greco al organizar una serie de conferencias y una charla coloquio. Tras menos de dos meses en Guadalajara, la exposición se trasladó al Convento de la Merced de Ciudad Real, obviamente, con el mismo aliento, donde se abrió el 24 de noviembre de 2010. Después de su estancia en Ciudad Real, los fondos de la exposición regresarían a Toledo para ocupar su ubicación previa a la inauguración del Museo de El Greco tras su remodelación.
Entretanto, se estaba produciendo un modelo de gestión en que las adhesiones hacían crecer, con gran celeridad, el proyecto inicial. El 15 de noviembre de 2010 se firmaba el protocolo de incorporación del Real Patronato del Museo Nacional del Prado a la Fundación El Greco 2014. Menos de un mes después se adheriría la Federación Empresarial Toledana. El 17 de enero de 2011, los reyes de España recibían en audiencia a los miembros del Patronato de la Fundación que había celebrado su primera reunión, ese mismo día, en jornada matutina, constituido por el Ministerio de Cultura, la Junta de Castilla-La Mancha, la Comunidad de Madrid –con cuyos representantes la Fundación suscribiría un convenio de cooperación al día siguiente de esta primera reunión del Patronato-, los Ayuntamientos de Madrid y de Toledo, el Arzobispado de Toledo Primado de España, el Deán de la Catedral de Toledo, la Diputación de Toledo, las Reales Academias de Bellas Artes de San Fernando, Historia y Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo, la Universidad de Castilla-La Mancha, el Museo del Prado, la Federación Empresarial Toledana, la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales, la Real Fundación de Toledo, el duque de Segorbe y el marqués de Eslava, titulares de dos de los espacios toledanos donde El Greco dejó sus mejores huellas. A esta composición, muy significativa, se uniría, tras la audiencia, la presidencia de honor de los reyes de España.
Estos episodios prologales hablan bien claramente del paradigma de funcionamiento de la nueva entidad: actos concebidos con rigor y profundidad científicos, destinados, pese a ello, a todo tipo de públicos, propiciados con espíritu colegiado y financiados con el mayor número de aportaciones posibles. Estos actos, además, debían trascender los ámbitos domésticos para que tengan la mayor repercusión social posible. Estos rasgos quedaban ratificados cuando, a la conclusión de la primera reunión del Patronato, se hacían públicos algunos de los principales proyectos del centenario: la exposición que tendrá lugar en el Museo del Prado y, luego, viajará a Estados Unidos, sobre la influencia del Greco en las vanguardias del siglo XX, y la otra gran exposición que tendrá lugar en Toledo, con las principales obras del pintor en el Museo de Santa Cruz y en algunos de los principales lugares para los que fueron pintadas, como la Sacristía de la Catedral, el Hospital de Tavera, el Convento de Santo Domingo el Antiguo, la Parroquia de Santo Tomé y la Capilla de San José, donde aún se conservan los retablos y los altares que el propio Domenico Theotocopuli diseñó.
De esta forma, se llegaba al 24 de marzo de 2011, día de la reapertura del Museo de El Greco. El nuevo espacio expositivo se ofrecía modernizado en sus infraestructuras y modificado en cuanto su discurso, donde el protagonismo sería compartido entre el artista a quien el espacio está consagrado, y al marqués de la Vega Inclán, como fundador del Museo y como benefactor de las artes. El Museo adquiría, de este modo, un cariz de referente histórico, que acrecía con espacios destinados a la obra de sus seguidores, donde la figura de Luis Tristán recibe un tratamiento especial.
Un proyecto cívico
Renunciamos a más detalles de la prolija historia de estos años nada fáciles en la economía y con un cambio de gobierno en la Comunidad de por medio, y, con ello, alcanzamos el 2014, año del cuarto centenario, que quedó abierto con un concierto en que cincuenta campanas de diecisiete campanarios de la ciudad convocaron a todos a celebrar esta conmemoración. La oferta cultural de la Fundación ha seguido su curso en estos primeros compases del año; en su página Web puede seguirse el desarrollo de un programa muy ambicioso y estimulante .
Sin embargo, con ser importante la actividad cultural provocada por la circunstancia, tal vez lo más importante de la aportación de este año Greco no sea el desarrollo de una profusa agenda de actos, sino el hecho de que la efeméride deje una huella que contribuya, de manera decisiva, a la construcción de un proyecto cívico, verdaderamente cultural, es decir, que afecte, en términos de progreso, a todos, en convivencia. Para ello, será necesario que la ciudad crezca sobre la base de su raíz, su pasado, pero también será necesario que el espacio urbano quede vertebrado espacialmente, al tiempo que se adopten iniciativas para una definitiva articulación y cohesión social.
La ambición histórica debe presidir su proceso de expansión
El compromiso con la memoria debe ser un compromiso con la conquista del porvenir; el diseño que nos permita ganar el futuro pasa por conservar y crear, por mantener y progresar. La ambición histórica de la ciudad debe presidir su proceso de expansión. Una vez superado el abandono institucional de este espacio en mitad de la España olvidada, Toledo debe despertar del anodino sopor que lo ha sumido en un inmovilismo que no es quietud, sino que es una prolongada moribundia de la que es necesario sanar.
Toledo debe despertar del anodino sopor que lo ha sumido en un inmovilismo
Entre los propósitos de los responsables de la Fundación El Greco 2014, se ha contado siempre dejar una huella con efectos mucho más duraderos que la celebración de un centenario. Se ha hablado de una gran iniciativa cultural que defina el futuro Toledo. Creemos que, en efecto, ese es el objetivo hacia el que hay que tender, y consideramos que el referente de nuestra ciudad debe ser el de otras con las que guarda similitudes; pensamos en ciudades en que el patrimonio histórico-artístico es un signo definitorio, ciudades como Venecia, y su festival de cine , o Edimburgo o Aviñón, y sus respectivos festivales de teatro; pensamos en ciudades en las que una gran infraestructura cultural ha trazado una nueva trama urbana y una nueva seña identitaria, que ha contribuido a construir un nuevo futuro para la ciudad, como el Bilbao del Guggenheim; pensamos en ciudades que han experimentado ese mismo proceso con una agenda cultural que ha hecho de la cultura una prioridad en el proyecto político, como Gijón…Todo ello parece ser un llamamiento a encontrar el camino que conduzca a la adopción de una medida que singularice la ciudad una vez más, que la haga reencontrarse consigo misma en esplendor, y no en decadencia. Tal vez uno de los primeros pasos consista en recuperar, una vez más, la condición de la capitalidad de la lengua española, como en tiempos de Alfonso X El Sabio, cuando la Escuela de Traductores se erigió en la sede del «castellano derecho»; tal vez Toledo comience a mirarse a sí misma en ese espejo el año en que se celebra el tetracentenario de la publicación de la segunda parte del Quijote, el 2015…Tal vez…Tal vez pensemos, tal vez, en dejar de soñar por una vez. ¡Que El Greco, que no se achantó ante nadie, no oiga y nos ayude!
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