«Dualidades, límites y fragmentos» en Toledo
Los artistas toledanos Alfredo Copeiro y Ángel Rodríguez exponen hasta el 7 de diciembre en las Cuevas de Hércules
«Dualidades, límites y fragmentos» en Toledo
El marco incomparable de las Cuevas de Hércules, en el callejón de San Ginés en Toledo, es el escenario donde dos jóvenes artistas toledanos, Alfredo Copeiro y Ángel Rodríguez Robles, exponen hasta el 7 de diciembre sus obras en una muestra bajo el título « ... Dualidades, límites y fragmentos». Es la primera exposición en la que ambos trabajan juntos en Toledo, donde viven y producen sus obras y comparten inquietudes expresivas y plásticas, además de su afición por la música, como se pudo ver en la inauguración, que tuvo la ambientación musical de Amable Rodríguez a la guitarra.
En su trabajo se puede comprobar como ambos se aproximan, con la singularidad de cada uno, a la relación entre el paisaje y la abstracción, los límites de la pintura y de la composición, la captación de lo que podrían ser fragmentos espaciales, o el equilibrio entre la materia y la superficie plana.
De ahí, el título de la exposición —«Dualidades, límites y fragmentos»— que, según explica Alfredo Copeiro, viene por varias razones. En primer lugar, porque la persona que vea los cuadros se encontrará «entre el límite de la abstracción y el paisaje». Por otro lado, las obras «sugieren fragmentos de la realidad y del propio interior que expulsas». En este sentido, Ángel Rodríguez habla también de «fragmentos de superficies más grandes» y, a su juicio, se puede decir que «el cuadro tiene continuidad fuera de los límites de la superficie del lienzo».
Otro concepto es el de «dualidad», con obras que se pueden contemplar en dos niveles. En el caso de Ángel Rodríguez, el cuadro tiene incluso un nivel tridimensional porque la superficie sobresale en relieve del lienzo. Pero, sobre todo, destaca la bidimensionalidad, al capturar un fragmento de otra realidad.
Por lo que se refiere a la relación entre el paisaje y la abstracción, Alfredo Copeiro indica que su trabajo lo concibe de esta manera: «estar cerca de la naturaleza, de la tierra, del cielo, de los colores verdes y azules, pero situándome desde una perspectiva abstracta para no cerrar ni enmarcar el cuadro y dotarlo de una narración, que me gustaría que fuera más una sugerencia que una obligación o imposición al espectador».
En paralelo a los puntos en común que los ha llevado a preparar esta exposición, el espectador que se acerque a la muestra también se encontrará con que la obra de Ángel Rodríguez Robles es explosión, fuerza, materia, introspección, y su pintura está concebida como algo que va más allá de los límites del cuadro, rompiéndolo.
Mientras, de la obra de Alfredo Copeiro recibirá el público recibirá la calma de la pincelada limpia, el brillo del color, la sugerencia de lo que podrían ser paisajes que permiten descansar la mirada y el cuerpo, y la profundidad de los espacios abiertos.
Sin embargo, como señalan tanto el uno como el otro, las obras de ambos tienen en común el límite horizontal que las separa en dos superficies, predominando siempre una sobre la otra. Eso sí, en sus cuadros los límites son difusos, entre lo matérico y lo espacial, lo interior y lo exterior.
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