fiestas de agosto
María Toledo: vini, cantavi, vinci
La artista resplandeció con la misma fuerza que la catedral frente a la que cantó

María Toledo volvía a repetirlo , aunque esta vez sobraban las palabras si no eran cantadas, «soy profeta en mi tierra». «De niña yo soñaba con cantar en mi ciudad, mirando a la Catedral», cantaba antes de abandonar el escenario. Y la verdad, la artista no pudo disponer de un escenario mejor: de espaldas, el Ayuntamiento; de frente, la Catedral Primada iluminada . No había sillas suficientes, unas 800, para sentar a las 3.000 personas que acudieron a una cita que duró cerca de dos horas. De cualquier modo, no hubiera habido espacio donde colocar asientos para todos los asistentes que, por otro lado, no hubieran cambiado el lugar por una banqueta. Si bien, algunos tuvieron que conformarse con solo escuchar, como los que acabaron acomodándose en las escaleras del Arzobispado o en las que dan acceso al Ayuntamiento.
Sevillanas, bulerías -como la cantada al rejoneador Diego Ventura-, soleás o los temas de « Uñas rojas », ya fuera bailando o sentada al piano, la compositora, pianista y cantaora triunfó en la ciudad de la que tomó su nombre artístico rodeada, principalmente, de paisanos. Los gorgoritos fueron siempre perfectos y su voz entre rota y rasgada destacó, sobre todo, si sonaba desnuda o acompañada solo del piano. Tal y como había anunciado la artista, sería « un concierto íntimo », y así fue. Si el espacio de la Plaza del Ayuntamiento era un lujo, los invitados no lo fueron menos. Con David de María , la artista toledana cantó a la vez que interpretó al piano «No me olvidarás» con el único extra de un saxofón. «María la Portuguesa» daba el compás al baile de Rafael Amargo .
En definitiva, María Toledo no podía haber presentado de mejor manera su segundo trabajo, «Uñas rojas», donde sigue abriendo puertas a todas las músicas sin olvidar su raíz flamenca y en el que han colaborado, además de sus dos acompañantes de ayer, María Jiménez, Miguel Poveda, Diego Carrasco o la armónica de Antonio Serrano.
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