Toledo pone el broche final a la gira «Papitwo» de Bosé

—Papito y Papitwo son la celebración de más de 30 años de éxitos ¿Es el fin o el principio de algo nuevo?

—Papito son proyectos especiales, los dos, Papito y Papitwo. En este caso, yo celebro primero 30 años de carrera y, luego, 35, haciendo duetos de mis canciones, poniéndolas al día e invitando a gente a duetarlas. También he hecho otros como «Once maneras de ponerse un sombrero», que era un álbum de versiones de las canciones que más me han gustado en la vida. Son proyectos especiales, nada más. No es un principio ni un fin. Es un disco más.

—¿Cómo ha cambiado Miguel Bosé en 35 años?

—No me acuerdo, ¿eh? Veo fotos y todo eso, pero no tengo recuerdos de cómo era. Poco. Artísticamente vas evolucionando, pasando por el tiempo y vas dejando atrás las cosas ya pensadas, vividas y hechas y dedicas espacio a lo que estás haciendo en el momento.

—Dicen que las segundas partes nunca son buenas, pero hay dúos que han gustado casi más que la versión original, como «Morena mía». ¿Cuál es su sensación?

—Refranero puñetero, para empezar. El ejercicio que se hace con esos álbumes es de ver qué pasaría si trajese los temas de entonces al hoy, es decir, cómo los confeccionaría o los imaginaría si los hubiese compuesto hace una semana o un mes. Cómo sonarían, qué ritmo tendría, esa es la historia.

—¿Y los cambiaría?

—Los originales son siempre los originales. Lo que pasa es que cuando los pones al día y los traes al hoy, lógicamente lo estás haciendo a tu medida de hoy y se vuelven tremendamente atractivos. Son otro punto de vista, otra versión, pero ambas buenas.

—Las canciones de Papito y Papitwo son canciones que han gustado a tres generaciones distintas en épocas bastante diferentes, como «Linda», ¿dónde está el truco?

—Las canciones que son buenas atraviesan el tiempo y siguen así siempre. En «Once maneras de ponerse un sombrero» hice una versión, «La mer», y parecía que era una canción totalmente original, también es verdad que porque mucha gente no la conocía. La canción que es buena viaja a través del tiempo y eso es una satisfacción enorme. Si consigues poner una canción al día y que sea recibida como nueva, eso atrapa. Un éxito de un momento puede volver a serlo 20 o 30 años más tarde.

—Es difícil encajar a la hora de hacer un dúo, cuanto ni menos a la hora de hacer dos discos de dúos. ¿Cómo se consigue que salga bien con todos?

—Yo no hago un dúo si no tengo amistad, relación y complicidad con la gente. Lo hice una vez y ni fu, ni fa. Dije: nunca más. En todos los proyectos que hago, siempre tengo una relación con la persona, una amistad, tenemos un trato muy sólido y, al final, la complicidad se queda grabada y la canción es una.

—Los dúos son con personas a las que ha calificado como amigas. ¿cuál es la condición necesaria para ser amigo de Miguel Bosé?

—No hay condición. Hay gente con la que tengo afinidad y gente con la que no tengo ninguna. No hay ningún patrón para que una persona pueda tener afinidades conmigo.

—¿Qué oiremos y veremos en Toledo, a parte de «Amante Bandido», que es básica?

—Es un concierto con un repertorio que son grandísimos éxitos, solo grandes éxitos, aliñado con un poderío técnico espectacular. Es el mejor concierto a nivel de producción que he hecho en mi vida.

—También escribe y parece que tiene un par de novelas terminadas.

—Escribir, escribo todos los días de mi vida. Las únicas cosas que he hecho todos los días de mi vida es respirar y escribir. A veces no he comido, a veces no he dormido, pero desde muy pequeño he escrito. Escritura constante, a veces en forma de canción, de artículo, de culto o novela. Tengo dos novelas terminadas, tendría que sentarme y dedicarle tiempo para publicarlas, pero no lo sé.

— ¿Cuáles son los referentes literarios de Miguel Bosé?

—Muchos. Por ejemplo, gente como Scott Fitzgerald o Tolstoi. El siglo XIX me gusta mucho.

—Dicen que las épocas de crisis despiertan la creatividad, ¿cree que está ocurriendo eso en el panorama español actual?

—En mi caso, me consta que no. La crisis no despierta la creatividad. La crisis despierta miseria y pone a la gente de muy mal humor. No creo que sea ningún incentivo para la creatividad. Los que somos creativos, lo somos independientemente de nuestro entorno.

—¿Cómo ha afectado su paternidad a su faceta profesional?

—Me ha cambiado la vida, me ha cambiado la cabeza, me ha cambiado las emociones y me ha cambiado la agenda. Me ha cambiado todo. Por ejemplo, dedico el tiempo necesario de gira para cada proyecto pero lo construyo de otra manera. No ha cambiado en cuanto cantidad o calidad, solo que antes estaba fuera dos meses seguidos y ahora estoy fuera máximo 20 días y vuelvo un día o dos por casa.