¿Qué es un NFT?: así es la tecnología que está revolucionando el coleccionismo en internet

Hasta ahora un objeto digital no tenía ningún tipo de valor por sí solo, por la sencilla razón de que son totalmente copiables y reproducibles , sin que podamos distinguir el original de la copia. Un artista puede componer una canción, y guardarla en un archivo MP3, luego puede copiarla cuantas veces quiera, por lo que se venda una o un millón, el coste para el autor es el mismo, ya que en el mundo digital estos objetos son infinitos. Ahora entran en juego los NFT, o tokens no fungibles, que a diferencia de otras monedas son únicos. Para aclarar la terminología, por ejemplo, un bitcoin, no se diferencia uno de otro, o un billete de 5 euros no se puede diferencia de otro billete de 5 euros, son iguales, intercambiables y tienen el mismo valor. Los NFT no, cada uno es singular .

Cuando asociamos estos NFT con un objeto digital, como una canción o un libro, éste también se convierte en único. Y, ¿por qué es esto tan importante? Pongamos otro ejemplo del mundo físico, el cuadro de La Mona Lisa de Leonardo da Vinci ubicado en el museo del Louvre. Sabemos que es un cuadro único, porque, por muchas réplicas que se puedan hacer, copiando exactamente los materiales y técnica del pintor italiano hasta el punto de hacerlas indistinguibles, siempre sabremos que la copia del museo de París es la auténtica. Algo así hacen los NFT por los objetos digitales, nos permite saber perfectamente cuál es el original y a quién pertenece , e incluso puede ir más allá, el contrato inteligente también nos dice cuántas copias originales existen de ese objeto, es decir, establece su escasez, y, por lo tanto, su precio.

Muchos estarán pensando a estas alturas que siguen pudiendo copiar cualquier archivo digital fácilmente, pero al igual que podría visitar el museo del Louvre y sacar una foto de La Mona Lisa, o sacar un pantallazo del primer tuit del fundador de Twitter, esto no me convierte en el dueño del mismo, y seguiría sin tener valor. Los NFT sí tienen una característica diferencial; además de darnos la titularidad del objeto, el contrato inteligente determina el número de copias del mismo. Por ejemplo, Jack Dorsey podría haber decidido crear dos copias de su tuit, o un millón, para venderlos, algo que hubiera determinado el valor del objeto digital.

Esto de los NFT no es algo nuevo. En el 2017, un estudio canadiense llamado Axiom Zen creó unas cartas digitales de gatitos, las Criptokitties, con el mismo principio. Sus cartas eran únicas . Lograron que las transacciones de cartas generaran un mercado secundario de 30 millones de dólares de coleccionistas intercambiando estas cartas únicas o de edición limitada. El mismo equipo creó después Topshot, un mercado de coleccionables de la NBA que genera 400 millones de dólares en ventas .

Un ejemplo, más actual, concretamente de esta semana, es el del conocido músico Calvin Harris , que puso en Nifty Gateway dos de sus obras a subasta. La primera contaba con 231 ediciones limitadas con un precio de 999 dólares cada una, y la segunda 78 ediciones al precio de salida de 2.500 dólares, todas se agotaron rápidamente, y aumentaron inmediatamente su valor en el mercado secundario. Es decir, nada más acabada la subasta ya se estaban vendiendo 200 y 300 dólares por encima de su precio inicial .

Los NFT suponen un cambio radical en el mundo digital, por eso, ahora que los objetos digitales originales pueden ser escasos, muchos se han lanzado a comprarlos. Ahora mismo podemos encontrar en los mercados más populares como Veve, obras de arte digitales o canciones, pero en breve veremos los NFT entrando en la industria del videojuego , donde los jugadores gastan millones en la personalización de sus avatares, en armas digitales y ventajas en sus juegos.

Hasta ahora estos objetos en los videojuegos eran infinitos; pero, ¿qué pasa si pasaran a ser finitos?, ¿cuánto pagarían los 'gamers' por tener el último 'skin' de edición limitada o una épica montura de unicornio? Más sabiendo que sólo unos pocos la pueden exhibir. ¿Cuánto pagaran los coleccionistas por poder poseer una canción, una edición limitada de un libro, una pintura o una foto firmada de un jugador de fútbol famoso?. Las posibilidades son infinitas. Podríamos encontrar en un futuro cercano, galerías de arte digitales que expusieran las obras originales de artistas reconocidos, o podríamos exponer en nuestras redes sociales los objetos únicos de los que somos dueños. Un nuevo mundo de posibilidades se acaba de abrir.