Bitcoin supone el 1% del consumo energético del mundo, ¿qué alternativas hay?

La crítica continuada a las criptomonedas ha sido que la electricidad consumida provenía de combustibles fósiles , algo que ya ha ido mermando, debido a que el minado realizado con esta energía no es rentable, sólo las renovables son suficientemente baratas como para que el negocio sea rentable. Por eso, muchas de las granjas de minado se sitúan en puntos del planeta donde la electricidad geotérmica o hidráulica son accesibles. Aún y todo, sólo el 40% de la energía que necesitan las criptomonedas es renovable, pero está cambiando por la búsqueda de la eficiencia económica de los mineros.

Sin embargo, esto no quita el hecho de que la energía que necesitan las criptomonedas es enorme, provenga de donde provenga. Si Bitcoin fuera un país, sería el número 30 en consumo energético , o en otro orden de magnitud la electricidad necesaria para generar un bitcoin podría alimentar un hogar durante nueve días.

Las soluciones al consumo de energía vienen de la mano de un nuevo sistema de verificación llamado 'proof of stake', o lo que es lo mismo, nodos que acumulan el suficiente capital mínimo para validar las transacciones, algo no difiere demasiado a lo que hace un banco, pero de forma automatizada. Este sistema hace que fallar en la verificación sea altamente costoso financieramente. Ethereum la segunda criptomoneda en capitalización va a abandonar el antiguo sistema de prueba de trabajo por el de proof of stake que no necesita energía para funcionar. Por lo que el consumo eléctrico de las criptomonedas caerá.

Pero el bitcoin y los NFT parece que son lo único que existe en el mundo de las criptomonedas y el blockchain, pero como se suele decir, el árbol muchas veces no deja ver el bosque. Millones de redes diferentes al Bitcoin y proyectos están aprovechando la tecnología cripto para marcar una diferencia en el mundo, con la sostenibilidad y la huella de carbono cero en su ADN. Así lo intenta la fundación Celo , dar acceso a las personas con baja inclusión financiera el acceso a nuevas tecnologías, creando un sistema financiero para llevar prosperidad a todo el mundo. Por ejemplo, es el caso de Brasil donde Celo tiene una gran aceptación y su uso se ha disparado en los últimos meses.

«Internet trajo la información a todo el mundo, pero no fue así con la inclusión financiera. La economía digital permite hacer microtrabajos desde cualquier parte del mundo, pero no es tan sencillo cobrar, y que ese dinero se pueda utilizar inmediatamente en el supermercado», explica Rene Reinsberg, CEO de la fundación.

Celo comenzó con el objetivo de hacer más accesibles y sostenibles los pagos , ya que la metodología prueba de trabajo que ya mencionamos, la que utiliza Bitcoin para crear tiene dos problemas, no sirve como moneda de pago, porque es muy lenta, necesita 10 minutos para realizar una transacción, y la segunda razón es el consumo eléctrico necesario. Lo mismo ocurre con la accesibilidad a la tecnología blockchain, no es fácil para todo el mundo hacer una transferencia de dinero a través de este método. Pero, utilizando, por ejemplo, la aplicación Valora, con sólo conocer el número de teléfono del destinatario se pueden hacer una transferencia, al igual que hacemos con Bizum.

Uno de los grandes desafíos de Celo o de cualquier criptomoneda, es cómo pasar esas criptomonedas al mundo 'FIAT', los vehículos de entrada y de salida, porque, aunque se puede pagar directamente a un amigo o en muchas tiendas directamente, todavía hay que pagar las facturas con dinero corriente. Algo que su cartera, Valora, soluciona con sus conexiones con los exchanges.

«Todavía necesitamos ese puente entre el dinero corriente y Celo, pero cada vez será menos necesario, el dinero no es más que una tecnología que puede ser mejorada», apunta Rene Reinsberg.

Hay más de mil proyectos que utilizan la infraestructura ligera y de huella de carbono cero de Celo , muchos de ellos con el objetivo de mejorar el mundo. Por ejemplo, tenemos Toucan , que quiere mitigar el cambio climático, que, según Raphaël Haupt su fundador, es un problema de coordinación. Toucan utiliza los créditos de carbono que se generan al plantar nuevos árboles, y que las empresas pueden comprar para neutralizar la polución que crean. De esa manera se crea por primera vez un mercado realmente líquido, abierto 24h donde cualquiera puede comprar los créditos de carbón, convirtiéndose así en un bien financiero que se democratiza, y donde cualquiera puede invertir. De esa manera, a mayor demanda de los créditos, más capital irá hacia las empresas que repueblan el planeta. La tecnología cripto, además, puede verificar que no haya fraude, que no se cuenten doble algunos árboles, como ocurre actualmente.

«Intenta mandar dinero al Amazonas, cómo vamos a compensar a esas entidades que repueblan los bosques para que sigan haciéndolo, si las transferencias de capital no ocurren de forma inmediata», apunta Haupt.

Lo mismo ocurre con plastiks.io, que buscan la trazabilidad del plástico, con un marketplace donde las empresas puedan compensar su huella plástica, a través de la compra de un NFT que lo certifique.

Y así los proyectos son innumerables, prueba de ello era que, en el congreso de Celo, el Celo Connect, celebrado en Barcelona se reunieron creadores de todo el mundo, sobre todo de Sudamérica, África y Estados Unidos con el objetivo común de crear un mundo mejor para todos.