El virus viaja bajo tierra
Después de un fin de semana sin actividades públicas, la vida cotidiana ha regresado hoy al Distrito Federal, incluido el servicio de transporte colectivo. Una empresa de bioviligancia ya advirtió a la OMS el 2 de abril de una alerta sanitaria por influenza en Veracruz
Las autoridades federales y locales paralizaron durante el fin de semana toda actividad pública en el Distrito Federal, para frenar la expansión del virus de la peste porcina que ya ha causado 149 muertes. Ni espectáculos, ni lugares de ocio y esparcimiento, ni establecimientos ... de hostelería estuvieron –casi en su totalidad– abiertos. Sólo el Cristo de la Salud volvió a salir en procesión desde la catedral metropolitana por primera vez desde 1691, cuando una epidemia de viruela diezmó al país.
Sin embargo, hoy todo ha regresado a la más aparente y total normalidad, como si la parálisis del fin de semana hubiera sido un mal sueño o una broma pesada. En la capital funciona el transporte colectivo, las calles son el hervidero de siempre y bares, restaurantes y puestos de comida callejeros sirven su ración diaria de tacos, enchiladas y demás. Incluso las mascarillas parecen haber desaparecido del rostro de los ciudadanos. Entonces, asalta la pregunta: ¿Las medidas extremas del sábado y domingo fueron una exageración, o ahora se está incurriendo en una actitud negligente?
¿De qué sirve cerrar el estado Azteca (con capacidad para 105.000 aficionados), la Basílica de Guadalupe (que puede acoger a 10.000 fieles) o la cantina Tenampa (con espacio para 550 devotos del tequila y el mariachi), si permanecen en funcionamiento el metro (más de cuatro millones de usuarios al día) o el metrobús (que transporta a 350.000 viajeros de punta a punta de la ciudad a través del eje de Insurgentes)?
Nadie responde a la cuestión, aunque el Gobierno del D.F. se sigue planteando (¿hasta cuándo?) adoptar el cierre del transporte público. Pero, mientras, en lo que parece una «bilbainada» o una cantinflada, el alcalde, Marcelo Ebrard, dice que su objetivo es «identificar la estructura genómica del virus para hacerle frente», para lo que ya se iniciaron contactos con «la autoridad más importante en cuanto a investigación del genoma».
Ajuste en las jornadas laborales
Mientras, con los trabajadores en sus puestos, las empresas y órganos afiliados al Consejo Coordinador Empresarial han señalado que ajustarán las jornadas laborales de forma escalonada, conforme a las recomendaciones temporales de la Secretaría del Trabajo, para reducir el riesgo de contagios por influenza.
La política de comunicación del Gobierno federal, modélica en su incompetencia, también volvió a fallar. En la tarde del domingo, el presidente Felipe Calderón se felicitaba de que de las 1.384 personas que habían acudido a las unidades de atención médica con los síntomas de la influenza, 929 están fuera de peligro. Y confirmaba la cifra de 81 fallecidos.
Pero apenas unas horas después, el secretario (ministro) de Salud, José Ángel Córdova, informaba en exclusiva para un canal de televisión (Televisa) que el número de personas que había ingresado en la red hospitalaria del país con síntomas de influenza sumaba 1.995. Y el número asciende 149, aunque todavía están investigando cuál es el agente biológico que ha producido la gripe en cada caso. Según los últimos datos hechos públicos por Córdova permanecen hospitalizados 776 pacientes, mientras que 1070 han sido dados de alta, un 53,6%.
También han empezado a escucharse y leerse reproches a la tardía respuesta de las autoridades a esta posible pandemia. La alerta se produjo en la noche del 16 de abril, y los muertos oficiales se cuentan desde tres días antes, pero se conocen muchos casos de muertes anteriores a esa fecha, atribuidas a “catarros mal curados”.
Para colmo, el diario Reforma publica hoy en su portada que Veratect, una empresa estadounidense dedicada a la biovigilancia, ya advirtió a la Organización Mundial de la Salud (OMS) el 2 de abril de una alerta sanitaria por influenza en una zona de granjas de cerdos en la comunidad de La Gloria, en el Estado de Veracruz. Según el periódico, en los últimos días de marzo, cerca del 60 por ciento de esa población de unos 3 mil habitantes presentó un cuadro extraordinario de gripe y neumonía. Unas 400 personas fueron atendidas por los servicios médicos.
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