«El sexo se vuelve más conservador en tiempos de crisis económica»
JEFFREY WEEKS_ ACADÉMICO DE CIENCIAS SOCIALES. Este galés de 64 años lleva 40 indagando en la historia social de la sexualidad y la vida íntima. Desde las universidades de Exxes, Southampton, Kent y la London South Bank, donde tiene cátedra, la Fundación La Caixa (obrasocial. lacaixa.es) nos brinda su magisterio
Cuando se celebran en España 30 años de la exclusión de los homosexuales de la ley de Peligrosidad Social, esta autoridad mundial en identidad prueba que la naturaleza tiene poco que ver en nuestra construcción sexual -Una cosa es lo que uno es ... y otra lo que desearía. ¿Se nace o se hace hombre o mujer?
-Nacemos como seres indiferenciados de la humanidad, Freud ya lo dijo, y nos volvemos hombres o mujeres a través de las influencias psicológicas de nuestras vidas, las posibilidades biológicas, pero también por las influencias culturales.
- Precisamente el Vaticano rechaza el documento galo que pide ante la ONU la despenalización universal de la homosexualidad por tratar al hombre como un ser abstracto.
-Antes de Navidad, el Papa dejó claro que consideraba la teoría moderna sobre el género como un desafío a los supuestos básicos sobre la naturaleza humana. En Gran Bretaña se sintió como un ataque al feminismo y a la homosexualidad, acusada de ir contra natura. Pero en mi conferencia en CaixaForum he defendido que la naturaleza tiene poco que ver con esto. Las ciencias sociales nos enseñan que el deseo sexual adopta diversas formas igualmente naturales. No soy creyente, pero podría decir que todas esas posibilidades son dones de Dios. Espero que la Iglesia lo reconozca; muchos sacerdotes ya lo hacen.
-Ha dicho que la variedad es la norma en sexualidad, y no la uniformidad. Aparte de hombre y mujer, ¿qué más se puede ser?
-Somos hombres o mujeres o distintos estados intermedios; hay tipos de masculinidad y de feminidad que, en última instancia, el cuerpo diferencia, pero las características de lo masculino o femenino cambian. Los hombres pueden ser tiernos y cuidar muy bien, y las mujeres, profesionales de éxito y agentes instrumentales del cambio. Hay una gran mezcla de lo que dicen los estereotipos.
-Cada sociedad construye su sexualidad. ¿Cuál ha edificado la nuestra?
-La autoridad se ha alejado de los elementos tradicionales y ha pasado a los individuos, que toman cada vez más sus propias decisiones, aunque lo hagan respetando también la autoridad establecida. Por ejemplo, la Iglesia católica prohíbe el control de natalidad artificial, pero los países más católicos de Europa tienen los índices de natalidad más bajos. Los hay muy creyentes que actúan según sus necesidades y deseos. No creo que sea inmoral: sólo deciden sobre su moralidad.
- ¿A lo mejor es abstinencia?
-No. En Inglaterra, desde luego, no.
-Asesinato de mujeres a manos de sus parejas. ¿Violencia de género o de sexo?
-Están muy interconectadas. Hay distintas causas de violencia, pero un patrón característico es el del hombre que siente desafiada su autoridad como hombre. Siempre hubo violencia, pero antes se ocultaba. Hasta hace poco, un hombre no violaba a su mujer en el matrimonio. Tristemente, la violencia sigue, pero es algo visible y podemos combatirla mejor.
- ¿La educación marca la identidad sexual?
-No en la orientación sexual. La mejor educación sexual es la que no dice tanto lo que está bien o mal, porque los jóvenes suelen ignorar lo que dice la autoridad, sino la que les enseña a decidir sobre la responsabilidad y el cuidado por el otro.
- ¿Es matrimonio la unión homosexual?
-En Gran Bretaña, la ley de parejas de hecho da a los homosexuales los mismos derechos que a los heterosexuales en el matrimonio civil, pero sin reconocerles el matrimonio eclesiástico, lo que no ha provocado mucho furor. En España, como en EE.UU., sociedades más religiosas, lo que hay es una batalla sobre el significado de la palabra, el símbolo.
-¿El sexo dejará de ser alguna vez lo central? Usted lo ha sugerido.
-Nos obsesionamos con el sexo porque hay demasiadas divisiones morales en torno a su significado. Espero que el sexo deje de ser un campo de batalla entre autoridades y distintos individuos y permanezca para dar placer, aunque dé dolor.
- ¿Se acabarán casando la moral y el sexo?
-Sospecho que seguirán en guerra.
- Por último, ¿hay un sexo para la crisis?
-En la depresión económica y el conflicto social crecen las actitudes conservadoras, aunque sobrevivirán los cambios pergeñados en los últimos treinta años.
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