Un país paralizado por un virus
El Distrito Federal y el vecino Estado de México, donde se aglomeran más de veinte millones de habitantes acostumbrados a temblores de tierra, amenazas de volcanes y altos niveles de contaminación ambiental, están paralizados y bajo cierta psicosis desde que el viernes se diera a ... conocer la nueva epidemia.
Después de que las autoridades sanitarias mexicanas decretaran la suspensión de las actividades escolares a todos los niveles hasta nueva orden (se habla de al menos diez días de alerta), las actividades públicas en el Valle de México se han visto reducidas a su mínima expresión: el Gobierno de la capital y la iniciativa privada han aplazado más de quinientos actos culturales, deportivos y espectáculos. El secretario de Gobierno del Distrito Federal, José Ángel Ávila, también dio a conocer un acuerdo que faculta a los jefes de las 16 delegaciones del D.F. para suspender temporalmente de actividades a bares, restaurantes, cabarets, discotecas y todo tipo de recintos donde se registren grandes concentraciones de personas.
Los partidos de la liga de fútbol se disputarán hoy a puerta cerrada. También se ha vedado el acceso al público a las bibliotecas, los museos y se han cancelado conciertos.
Misas con mascarilla
Sin embargo, hoy sí se celebrarán oficios religiosos en la ciudad, pero el Arzobispado indicó que las misas serán más breves, no habrá estrechamiento de manos como símbolo de la paz y la comunión se dará en la mano. Las autoridades eclesiásticas han invitado a los fieles a llevar mascarillas durante la celebración de la eucaristía.
Ésta, la mascarilla, se ha convertido en una especie de símbolo urbano para quienes no han huido el fin de semana en busca de aires más limpios. Los «cubrebocas» de tela se agotaron en casi todas las farmacias, y fue necesaria la intervención de miembros del Ejército para repartir estos artilugios.
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