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El «crowdfunding», más que pedir dinero
Mientras en otros mercados la financiación colaborativa de proyectos está en auge, en España hay pocos ejemplos de envergadura. ¿Por qué?
BORJA ROBERT
Algunos de los proyectos más innovadores de los últimos tiempos han salido adelante gracias a las plataformas de financiación colectiva. Cuando el mercado de las videoconsolas parecía irremediablemente controlado por las tres grandes -Microsoft, Sony y Nintendo-, un equipo estadounidense se propuso crear Ouya , ... una alternativa de bajo coste basada en Android. Pedían casi un millón de dólares para llevarlo a cabo.
En un mes convencieron, a través de la web Kickstarter, a 63.416 personas que aportaron más de 8,5 millones. Tres meses antes, un reloj con capacidad de conectarse al teléfono móvil había conseguido casi 69.000 financiadores y más de 10 millones de dólares. Ambos proyectos habían encontrado un nuevo nicho de mercado.
No todas las propuestas funcionan así de bien. Por la propia dinámica de estas plataformas, si no se recauda una cantidad mínima en un plazo de alrededor de un mes, se devuelve el dinero a los 'mecenas' y se cataloga el proyecto como «no financiado». Y aunque muchos se quedan a medio camino, los casos de éxito en el mundo anglosajón se cuentan por miles.
En España, sin embargo, el panorama es diferente. Aunque existen plataformas consolidadas para lanzar proyectos de financiación colectiva, los proyectos que triunfan son menos, y, en general, mucho más humildes. No es raro navegar por ellas y encontrar propuestas que no han recaudado ni un solo euro.
«El Cosmonauta»
Uno de los proyectos más exitosos -que los hay- ha sido el del equipo de «El Cosmonauta», que ha rodado el primer largometraje de la historia financiado con «crowdfunding». Estrenaron su película el pasado 14 de mayo tras una incansable campaña de promoción.
«La labor de comunicación es imprescindible», asegura Lidia López-Triviño , responsables de proyectos de Lánzanos , el primer portal de «crowdfunding» de España. «Tener un buen vídeo promocional, que las recompensas para los mecenas sean muy atractivas y que se trabajen las redes sociales».
«La diferencia está en que el entorno anglosajón es más liberal», explica Ricardo Antón , responsable del nodo de Euskadi de Goteo.org , otra de las principales plataformas de financiación colectiva. «Están más acostumbrados a implicarse en los proyectos y a organizarse por si mismos. Hay más cultura del «hazlo tú mismo». Aquí no tenemos eso, para bien y para mal. No tenemos cultura de financiar cosas. Estamos acostumbrados a reclamar, o quejarnos, pero queremos que las cosas las hagan las instituciones. Estamos en una fase de protesta que es fundamental, pero tenemos que inventar otros caminos». Aun así, afirma que no quiere que esta manera de financiar proyectos sirva para «desmantelar el estado del bienestar».
Otra forma de comunicar
Mientras que Lanzanos es una plataforma para toda clase de proyectos, Goteo está especializada en iniciativas de carácter libre, o que aporten al «procomún» Es decir, en las que lo más importante no es el beneficio económico, sino lo que se aporta a la sociedad. «El primer proyecto que se cofinanció fue 'Tu Derecho A Saber'», explica Antón. «Una propuesta de datos públicos y gobierno abierto que cumple muy bien con nuestros ideales de retorno colectivo». Sus impulsores consiguieron 6.138 euros.
La recaudación media de los proyectos que se financian con éxito a través de Goteo es 5.012,68 euros . Desde que se lanzó la iniciativa han distribuido más de medio millón de euros, repartidos entre 115 proyectos exitosos, de un total de 214 publicados. Es decir, la tasa de éxito en esta plataforma es del 62%. «Lánzanos», por su parte, ya ha recaudado más de 1.500.000 euros y bajo su amparo se han promovido con éxito más de 200 ideas.
«Otra barrera es que no tenemos cultura de proyecto. No los sabemos explicar bien, o los vendemos como si estuviésemos hablando con una institución», afirma Antón. «Aquí nos tenemos que dirigir a la gente de otra forma. No hay que pedirles dinero, sino pedirles que se impliquen».
«El crowdfunding», dice, «hay que trabajarlo mucho, y entenderlo como una oportunidad de marketing online. Los que comprenden esto le sacan mucho más partido y además, más dinero. El que solo busca financiarse tiene un problema».
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