Rodrigo Silva: «Un 'smartphone' de gama alta que cueste como un ordenador es una locura»

- ¿Por qué os habéis decantado por un sistema todavía desconocido?

- Nos encanta la idea de un sistema operativo que pone el foco en la web. Lo que hay que entender es que estos terminales son un super navegador. Cada página del teléfono es una página web, y eso es fantástico porque quiere decir que el navegador está dentro del teléfono. Y eso es fabuloso porque rompe el molde de las tiendas de aplicaciones. Nosotros decimos que, hasta ahora, había una gran ciudad con dos grandes almacenes. Y ahora va a haber una ciudad con dos grandes almacenes y un montón de tiendas pequeñitas. Es fantástico tanto para los desarrolladores como para los usuarios, que son muy «developer friendly». Esa idea de libertad de que cualquiera puede hacer su aplicación y venderla cuando quiera y como quiera, sin depender del AppStore, es fantástico no solo para los desarrolladores sino para la idea de telefonía móvil.

- ¿Y por qué dos terminales para desarrolladores?

- Hay varias etapas. La idea de dos terminales es importante. Es importante tener algo de «entrada de gama». Algo barato, que puede ser tu segundo teléfono, que se prueba. Eso puede ser un poco frustrante, porque luego te apetece un móvil con pantalla grande, que tenga más recursos, más velocidad. Y esa idea de dos terminales siempre la teníamos en la cabeza como algo coherente para fomentar el desarrollo de entrada de gama y un terminal de gama media-alta.

- ¿En qué precio se comenzará a vender estos dispositivos?

- Estamos hablando de precios muy rompedores. Está por debajo de los doscientos euros.

- Ya habíais comentado la intención de bajar de los 400 euros...

- Sí. Siempre decimos que un «smartphone» de alta gama que cueste como un ordenador personal es una locura. No tiene sentido, y pensamos que se pueden hacer teléfonos de calidad a precios muy asequibles. Y no es ningún milagro; es, simplemente, planteártelo. Tenemos ahora un desarrollo industrial que nos lo permite.

- ¿Habéis entonces abandonado a Android?

- La apuesta es clara por Firefox OS. A nuestros usuarios les gusta meter mano a los equipos. Un desarrollador comprará el teléfono y será de él, y que haga lo que quiera con él. De alguna manera apoyamos mucho este sistema porque nos gusta la idea de un sistema operativo volcado en la web.

- Desarrollar un sistema propio se intuye imposible...

- No, es cierto que a cada zapatero... pero estamos hablando que la Fundación Mozilla es una referencia.

- El One y el Zero tuvieron buena acogida también.

- Sí, vendimos muchos teléfonos, no podemos dar las cifras, pero vendimos varios miles de teléfono y el Zero dobló las ventas del anterior.

- ¿Crees que la revolución tecnológica móvil se ha encorsetado?

- Francamente, sí. Cada vez más parece que son caminos cerrados que las grandes empresas tienen un concepto de la propiedad del cliente, del usuario. Si tú desarrollas un sistemas operativo es como que eres propiedad de ese sistema operativo. Y eso no es un valor de libertad. De alguna manera las grandes marcas que controlan los sistemas operativos tienen reglas muy duras, crean posiciones muy fuertes, unos márgenes que hacen los que les da la gana... Por eso nos gusta la libertad de que el teléfono sea un navegador y que cualquiera pueda hacer una aplicación y que no dependa de una tienda de aplicaciones. Tú haces una aplicación y funciona en estos teléfonos porque es un navegador, pero esa misma aplicación hasta te funcionaría igual en Android. Nosotros nos hemos planteado que a lo mejor grandes corporaciones van a bloquear accesos a páginas web que no les apetezca que todo el movimiento vaya por ahí. Por ejemplo, Facebook. Tienes un iPhone, te descargas la aplicación... pero puedes entrar desde el navegador. Con la diferencia que con estos teléfonos (con html5) entras mejor a través del navegador que desde las aplicaciones.

- ¿Es costoso desarrollar teléfono?

- Es difícil hablar de cifras. Pensamos que un terminal es un puzzle de muchas piezas. Ese puzzle es un proceso de investigación que lleva muchos meses de trabajo de ingenieros... Lo importante es que, más que el dinero, es el tiempo. Un proyecto así es un año de trabajo. La alianza con Telefónica se ha ido afianzando con el tiempo. Llevamos seis meses con el acuerdo afianzado y trabajando a tope. Y la operadora ha tenido una gran elegancia como no pedir ninguna exclusividad. No nos ha exigido nada. Nosotros lo vendemos desde nuestra página web. Bienvenidos a la libertad.

- ¿Por qué insistís tanto en que no sois una marca «low cost»?

- Para nada. En el mundo de la electrónica, el concepto de «low cost» es una idea de baja calidad. Nosotros queremos tener precios competitivos, pero queremos tener la misma comparación de calidad con productos de alta gama. Y este teléfono [Enseña el Geeksphone Peak] si lo comparas con un iPhone 5 no tiene nada que envidiar en calidad. Creo que en electrónica no puedes dar baja calidad porque algo de baja calidad es algo que no va a funcionar bien, no te va a durar mucho...entonces no nos gusta esa idea. Nosotros tenemos productos de calidad comparables con cualquier producto equivalente de alta gama e intentamos tener precios competitivos. Y lo estamos haciendo y eso es posible, así que imagínate los márgenes que tendrán los que venden teléfonos a 600 euros que sabemos todos que salidos de fábrica valen 120 euros. Estamos en el medio de eso. Somos una empresa de pequeña estructura, una «startup», trabajando a tope con un equipo de 15-20 personas. Y hemos descubierto una cosa: que se pueden agilizar mucho la cadena de proveedores.