Claves para cuidar de tus joyas en casa y que parezcan nuevas

Por ello es recomendable adquirir el hábito de limpiarlas cada vez que las uses, simplemente pasando un trapo de algodón para eliminar huellas dactilares, grasas y polvo. Esto sirve de manera general aunque cada joya tiene sus propias necesidades.

Lo aconsejable es introducir tus joyas en un bol con una mezcla de agua tibia y jabón de lavavajillas, dejar que reposen durante unos minutos y después utilizar un cepillo de dientes de cerdas blandas para limpiarlas. Acláralas con agua limpia y sécalas con un trapo de algodón suave.

Los diamantes bien cuidados reflejan mejor la luz y parecen más grandes. Pueden limpiarse en un bol con ¾ de agua tibia y ¼ de amoniaco durante unos minutos y frotándolos delicadamente con un cepillo de cerdas blandas.

La plata se oxida fácilmente al contacto con el oxigeno o sulfuros. La mejor manera de prevenir este óxido es ponerte tus joyas con frecuencia , ya que las grasas naturales de la piel ayudan a prevenir esa oxidación.

Las joyas de plata rodiada pueden limpiarse con un trapo de algodón o de franela. Hay que humedecer el trapo en agua tibia con jabón de lavar la vajilla y frotar con suavidad. El mismo procedimiento se sigue con la plata bañada en oro, la cual hay que secar inmediatamente después de lavarla.

Los “algodones mágicos” para plata o alpaca pueden utilizarse en joyas con acabado brillo, mientras que el bicarbonato y un trapo es una buena técnica para joyas con acabados mate.

Hay que tener en cuenta que el oro es un metal blando que se raya con facilidad, y tener tus joyas organizadas hará que permanezcan mucho más tiempo como recién compradas . Por ello, lo más indicado es guardarlas en el joyero y bien protegidas.

Puesto que los diamantes rayan todos los metales, hay que mantenerlos separados del resto si puede ser en bolsita de terciopelo o en su caja original. Puedes meter en el joyero un sobre de bolitas anti-humedad para crear un ambiente lo menos corrosivo posible y evitar que las joyas se oxiden.

Para evitar que se enreden, guarda las cadenas cerradas y envueltas (basta con un papel de seda). De paso, e xamina periódicamente los cierres de las cadenas y pulseras para asegurarte de que no se abran.

El cuidado de las perlas requiere algo más de dedicación y pedimos a Wempe Joyeros, experto en el tema, que nos ofreciera sus consejos para su cuidado.

"La mejor manera de preservar y mejorar el brillo de las perlas es usarlas directamente sobre la piel. Las perlas son muy sensibles a su entorno y pueden rayarse con facilidad. Por ello deben mantenerse separadas de otras piezas de joyería en una bolsa de seda o funda", explican.

El perfume, los cosméticos en polvo o la laca para el cabello pueden despojar a una perla de su brillo. Cuando te quites las perlas después de usarlas, límpialas suavemente con un paño d e lana suave y un poco de agua para eliminar los residuos de la piel y los productos cosméticos. Es importante no utilizar productos químicos o agentes que contengan sustancias ácidas.

La luz solar seca la capa superior de la perla, lo que hace que la perla pierda su brillo. Por lo tanto, es recomendable no usarlas en determinados momentos, por ejemplo, cuando hacemos deporte o tomamos el sol.

Con el uso, especialmente, los collares suelen aumentar su holgura, por ello, es recomendable revisarlos una vez al año. Por su parte Wempe dispone de un servicio de mantenimiento para anudar de nuevo las perlas de manera individual y a mano.