La UME en Marruecos: «No tenemos información de dónde ir a trabajar»
El comandante Enrique Bascuas pide mejores transportes para los rescates
El pueblo que el terremoto y la montaña han borrado del mapa
J. J. Madueño
Enviado especial a Amizmiz
La Unidad Militar de Emergencias (UME) está desplaza al Alto Atlas, epicentro del terremoto de Marruecos. Amizmiz, donde está el campamento internacional con todo el contingente acreditado por la ONU, es una de las ciudades históricas de la provincia de El Haouz, como ser ... la primera con electricidad de toda esa provincia a mitad del siglo pasado. Desde esta ciudad bereber se coordinan todas las labores de rescate de este grupo de medio centenar de militares. Hay diez en Marraquech en el cuartel general y luego otro 56 sobre el terreno. Enrique Bascuas es el comandante del grupo de rescatistas, que se afana por hallar vida entre la compacta arcilla de los escombros de las casas.
Labores que están siendo imposibles hasta el momento. Este martes, el equipo que fue a Tala Nyacoub se retiró con los perros, drones y demás medios técnicos para el rescate de ese puesto de mando, que es la posición de control de los medios más cercana al epicentro. Volvieron a base después de ir con la esperanza de sacar a una persona con vida de los escombros.Pero no actuaron. Y ese es el gran problema. Les habían señalado un punto con posibilidad de una persona viva bajo los cascotes.
«La carretera estaba bloqueada y no se podía acceder. A las aldeas aisladas tras el terremoto no estamos pudiendo llegar. Vamos con vehículos y mucho material, pero a esas aldeas no llegamos. Por eso, hemos solicitado medios para aerotrasportanos y poder entrar», asegura el comandante Enrique Bascuas a ABC.
Este rescatista español lamenta a ABC no tener información «fehaciente» de dónde se requieren sus servicios. «No tenemos información de dónde ir a trabajar. Luego, cambiar de un lugar a otro son horas de transporte, porque las comunicaciones son muy malas. Es muy complicado. Lo más difícil están siendo los caminos y las carreteras. Necesitamos desplazarnos. No tenemos libertad de movimiento y, después, no tenemos información de dónde podemos ser empleados», explica Bascuas, que pide saber dónde pueden actuar sus equipos cuatro días después del temblos que arrasó el Alto Atlas el pasado viernes y lleva una cuenta de muertos que pasa los 2.800.
Carreteras dañadas
La UME busca zonas de trabajo donde haya indicios de que puede haber una persona viva. «Nos hemos encontrado con una gran dificultad de movimiento. Faltan medios y las comunicaciones están muy dañadas. Ahora hemos sacado afectados de los escombros. Todos muertos», añade Bascuas.
El comandante espera que todo se vuelva más eficiente para poder seguir trabajando. Ellos están preparados. «Ya hemos señalizado varias víctimas bajo los escombros. Hasta ahora, nadie con vida, que es lo más gratificante», añade el comandante, quien explica que está recibiendo un gran apoyo de la población que les lleva herramientas o comida, pero que ellos tienen todo lo que necesitan.
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Así, el objetivo a estas alturas de la emergencia, y con las aldeas apestando a cadáver podrido entre los escombros, que no pueden ser retirados por los propios vecinos del poblado, y los cementerios creciendo por los entierros exprés de los fallecidos, se sigue buscando el milagro. «Siempre hay posibilidad. Hay experiencia para creer eso. Estamos para buscar esa vida», sentencia Enrique Bascuas.
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