El Papa lamenta las divisiones que han empobrecido a Comunión y Liberación
Francisco recibe a los miembros de la asociación en el centenario de su fundador y les ruega que hagan un «discernimiento crítico de lo que ha limitado las potencialidades fecundas del carisma»
«La Iglesia, y yo mismo, esperamos mucho más de un movimiento eclesial tan importante» ha afirmado el Pontífice
Corresponsal en el Vaticano
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Iniciar sesiónPor primera vez desde que concluyó la pandemia, la plaza de San Pedro ha vuelto a mostrarse desbordada de peregrinos, más de 60 mil de todos los continentes. Eran miembros y amigos del movimiento católico Comunión y Liberación, entre ellos, unos 1.300 llegados ... de España, que han celebrado con el Papa Francisco el centenario del nacimiento de su fundador, el sacerdote italiano Luigi Giussani (1922-2005).
Giussani fue uno de los actores más importantes del catolicismo del siglo XX. En vísperas de la revolución del 68, se dio cuenta de que era imprescindible presentar la fe de un modo que respondiera «de manera plena y verdadera a las exigencias humanas», que la doctrina cristiana responde a las inquietudes grandes y pequeñas de la propia vida. Por eso, a mediados de los 50 del siglo XX fundó Comunión y Liberación, uno de los movimientos católicos más numerosos e internacionales, que hoy está en al menos 90 países.
Una fase delicada
El encuentro de este sábado con el Papa Francisco se anticipaba delicado, pues en los últimos años no han sido serenas las relaciones entre este movimiento y el dicasterio vaticano para los Laicos, encargado de supervisarlo. Como ha ocurrido a otras instituciones cristianas, el fallecimiento del fundador abrió una dolorosa fase interna pues algunos consideraban que Luigi Giussani no habría tomado las decisiones del nuevo presidente, reelegido sucesivamente desde 2005.
Hace un año, el Pontífice decretó que se limite a diez años el periodo máximo de gobierno de quienes presiden instituciones de laicos, y que se convoquen elecciones en las que se hubiera superado. Era el caso de Comunión y Liberación, y por eso el extremeño Julián Carrón, nombrado por Luigi Giussani, presentó su renuncia y dio paso a una revisión del estatuto para adaptarlo a las nuevas normas.
Algunos miembros del movimiento escribieron al cardenal responsable del dicasterio de los Laicos para expresar su desconcierto, y el purpurado perdió la paciencia y respondió por escrito que el presidente «no hereda el carisma y no es su único intérprete», en un tono que no ayudó a sanar las heridas con el pasado reciente.
Por otro lado, en 2020 el Papa nombró al jesuita Gianfranco Ghirlanda, ahora cardenal, «delegado pontificio» para reformar los estatutos de la rama de laicos consagrados de Comunión y Liberación, los «Memores Domini». Hace un año, lo sustituyó con el arzobispo Filippo Santoro, cercano a Comunión y Liberación, y le otorgó plenos poderes en el gobierno de la asociación «para custodiar el carisma y preservar la unidad».
«Un empobrecimiento del movimiento»
«Sé, queridos amigos, hermanos y hermanas, que los períodos de transición, cuando el padre fundador ya no está físicamente presente, no son nada fáciles», les ha dicho este sábado el Papa. «Tenemos que dar las gracias al padre Julián Carrón por su servicio de guía del movimiento durante este periodo y por mantener firme el timón de la comunión con el pontificado», ha subrayado. «Sin embargo, no han faltado graves problemas, divisiones, y ciertamente también un empobrecimiento de un movimiento eclesial tan importante como Comunión y Liberación, del que la Iglesia, y yo mismo, esperamos más, mucho más», ha añadido.
El Pontífice les ha rogado que «no reduzcan la crisis al conflicto, pues este aniquila». Su propuesta es que vivan este tiempo de crisis como «recapitulación de vuestra extraordinaria historia de caridad, cultura y misión», pero también, como «discernimiento crítico de lo que ha limitado las potencialidades fecundas del carisma de don Giussani». «¡Por favor, no perdáis vuestro precioso tiempo en chismes, desconfianza y oposición!», les ha rogado.
«La unidad no significa uniformidad. No hay que tener miedo a las diferentes sensibilidades y a la confrontación en el camino del movimiento. No puede ser de otra manera en un movimiento en el que todos los adherentes están llamados a vivir personalmente y compartir corresponsablemente el carisma que han recibido», ha explicado.
Se trata de «unidad con los que dirigen el movimiento, unidad con los obispos, unidad en el seguimiento atento de las indicaciones del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, y unidad con el Papa, que es el servidor de la comunión en la verdad y la caridad».
El Papa les ha dicho que cuidar el mensaje que les transmitió su fundador, «no sólo es conservar el pasado, sino reconocer y acoger los nuevos brotes de este árbol que es vuestro movimiento». «No es el carisma el que debe cambiar, son las formas de vivirlo las que pueden constituir un obstáculo o incluso una traición a la finalidad para la que el carisma fue suscitado por Dios».
Según el Papa, el potencial del mensaje de Comunión y Liberación «está todavía en gran parte por descubrir; por eso os invito a evitar cualquier repliegue sobre vosotros mismos, el miedo y la fatiga espiritual. Os animo a encontrar los caminos y los lenguajes adecuados para que el carisma que os ha dado Luigi Giussani llegue a nuevas personas y nuevos ambientes, para que pueda hablar al mundo de hoy, que ha cambiado desde los inicios de vuestro movimiento».
Giussani: su enfoque generó personas libres
A Luigi Giussani, que era el protagonista del encuentro, el Papa ha expresado su «gratitud personal por el bien que me ha hecho como sacerdote la meditación de algunos de sus libros; y lo hago también como Pastor universal por todo lo que fue capaz de sembrar e irradiar por todas partes para bien de la Iglesia».
Elogió cómo presentó la fe a los jóvenes «sin imponer nunca nada». «Su enfoque generó muchas personalidades libres, que se adhirieron al cristianismo con convicción y pasión; no por costumbre, ni por conformismo, sino de forma personal y creativa», añadió. «Os exhorto a alimentar en vosotros su pasión educativa, su amor por los jóvenes, su amor por la libertad y la responsabilidad personal de cada uno ante su propio destino, su respeto por la irrepetible singularidad de cada hombre y de cada mujer», ha concluido.
En primera fila escuchaba al Papa el cardenal Antonio María Rouco Varela, que ha acompañado a un grupo de peregrinos de Madrid, y que conversó unos instantes con el Pontífice cuando concluyó el encuentro.
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El encuentro ha sido alegre y cordial. El Papa ha saludado muy sonriente a los responsables de Comunión y Liberación, y también a Julián Carrón, su anterior presidente. En San Pedro se respiraba aire de fiesta, y al menos aparentemente las palabras del Papa fueron recibidas como un gesto de apoyo y confianza, y no como recriminación. Apoyo con palabras y con gestos para poner punto y final a la fase delicada que está atravesando Comunión y Liberación.
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